The 36 Lessons of Vivec

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Las Treinta y Seis Lecciones de Vivec

TES: Online Edition

Game Version: 9.2.7
Note: An archive of the original contents of the current versions of the complete text.

Game File


Chapters

A V S
1: Sermón Uno 13: Sermón Trece 25: Sermón Veinticinco
2: Sermón Dos 14: Sermón Catorce 26: Sermón Veintiséis
3: Sermón Tres 15: Sermón Quince 27: Sermón Veintisiete
4: Sermón Cuatro 16: Sermón Dieciséis 28: Sermón Veintiocho
5: Sermón Cinco 17: Sermón Diecisiete 29: Sermón Veintinueve
6: Sermón Seis 18: Sermón Dieciocho 30: Sermón Treinta
7: Sermón Siete 19: Sermón Diecinueve 31: Sermón Treinta y Uno
8: Sermón Ocho 20: Sermón Veinte 32: Sermón Treinta y Dos
9: Sermón Nueve 21: Sermón Veintiuno 33: Sermón Treinta y Tres
10: Sermón Diez 22: Sermón Veintidós 34: Sermón Treinta y Cuatro
11: Sermón Once 23: Sermón Veintitrés 35: Sermón Treinta y Cinco
12: Sermón Doce 24: Sermón Veinticuatro 36: Sermón Treinta y Seis

Chapter One

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Sermón Uno

Nació en la ceniza entre los velothi, posteriormente conocidos como los chimer, antes de la guerra contra los norteños. Ayem fue la primera en llegar a la aldea de los pastores de netch y su sombra fue la de Boethiah, que era el príncipe de las conspiraciones. Lo conocido y lo desconocido se plegaba a su alrededor hasta que se convertía en algo similar a las estrellas o a los mensajes de las estrellas.

Ayem agarró a la esposa de un pastor de netch y le dijo:

«Soy la reina Cara de Serpiente de los Tres que son Uno. En tu interior hay una imagen y un conjuro de siete sílabas, AYEM AE SEHTI AE VEHK. Debes repetirlas hasta que llegue el misterio».

Entonces, Ayem arrojó a la esposa del pastor de netch al océano, donde los dreugh la llevaron a los castillos de cristal y coral. Además de concederle branquias y dedos de leche, cambiaron su sexo para que pudiera dar a luz a la imagen de un huevo. Allí permaneció siete u ocho meses.

Entonces, Seht se acercó a la esposa del pastor de netch y le dijo:

«Soy el rey mecánico de los Tres que son Uno. Llevas en tu interior un huevo de mi hermano-hermana que posee el conocimiento invisible de las palabras y las espadas y que deberás alimentar hasta que llegue el hortator».

Después, Seht extendió sus manos y surgieron multitudes de homúnculos, cada uno como una cuerda brillante a través del agua, y llevaron a la esposa del pastor de netch a la superficie y la dejaron sobre unos bancos de arena de la costa de Azura. Allí permaneció siete u ocho meses más, cuidando del conocimiento del huevo, susurrándole los códigos de Mephala, las profecías de Veloth e incluso las enseñanzas prohibidas de Trinimac.

Siete daedra se acercaron a ella una noche y cada uno de ellos le concedió al huevo nuevos movimientos que podría llevar a cabo moviendo determinados huesos. Se llamaban los barones Muévete Así. Después apareció un octavo daedra, un semipríncipe llamado Fa-Nuit-Hen, el multiplicador de los movimientos conocidos.

Y Fa-Nuit-Hen dijo:

«¿A quién esperas?».

La esposa del pastor de netch respondió que al hortator.

«Ve a la tierra de los Indoril en tres meses, cuando empezará la guerra. Ahora, debo regresar para seguir atormentando a los guerreros que cayeron y todavía se preguntan por qué, pero antes quiero enseñarte esto».

Entonces, los barones y el semipríncipe se unieron en un pilar de estilos de combate increíble y bailaron ante el huevo y su imagen de aprendizaje.

«Observa, pequeño Vehk, e identifica el rostro tras el esplendor de mi carruaje de cuchillas, pues en él se encuentra el camino del conflicto puro, perfecto en todos los sentidos. ¿Cuál es su número?».

Se dice que el número es el número de pájaros que pueden anidar en un antiguo árbol tibrol menos tres gramos de trabajo honrado, pero en sus últimos años, Vivec encontró uno mejor y compartió este secreto con su pueblo.

«Pues he aplastado un mundo con mi mano izquierda», dirá, «pero en mi mano derecha está el cómo podría haberme derrotado. El amor solo está bajo mi voluntad».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Two

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Sermón Dos

La esposa del pastor de netch que llevaba el huevo de Vivec en su interior fue en busca de las tierras de Indoril. A lo largo del camino, diversos espíritus se acercaban para verla y ofrecerle instrucciones a su hijo-hija Vivec, el futuro poeta guerrero glorioso e invisible de Páramo de Vvarden.

El primer espíritu la rodeó entre sus brazos y abrazó su conocimiento con fuerza. La esposa del pastor de netch se empapó del Esfuerzo incalculable. El huevo estaba encantado y daba volteretas en su interior. Inclinándose hacia las cinco esquinas del mundo, decía:

«¡Así, quien realice este acto sagrado será orgulloso y poderoso entre los demás!».

El segundo espíritu estuvo muy distante y mostró tantos aires de superioridad que fue expulsado mediante un hechizo de dolor de cabeza. El tercer espíritu, At-Hatoor, descendió sobre la esposa del pastor de netch mientras descansaba un poco bajo un parasol del emperador. Su ropa estaba confeccionada con implicaciones de sentido, y el huevo la miró tres veces.

La primera vez, Vivec dijo:

«¡Ja, no significa nada!».

Tras mirar por segunda vez, dijo:

«Mmm, quizá al final sí que haya algo».

Por último, mirando de reojo la ropa de At-Hatoor, dijo:

«¡La capacidad de inferir significado en algo carente de detalle es increíble!».

«Hay un proverbio», dijo At-Hatoor, y entonces se marchó.

El cuarto espíritu llegó junto con el quinto, pues eran primos. Podían tocar como los fantasmas y sondearon el interior del huevo para encontrar su núcleo. Algunos dicen que en ese momento Vivec fue moldeado como una fábrica con su penumbra rota, otros decían que parecía un renacimiento de formas desaparecidas.

El primer primo dijo: «De mi parte de la familia, te traigo una serie de calamidades que provocarán el fin del universo».

El segundo primo dijo entonces: «Y de mi parte, te traigo todos los matrimonios primordiales que se deben celebrar».

Al oír esto, el huevo se echó a reír. «Estoy recibiendo demasiadas cosas con las que cargar para lo joven que soy. Debería haber nacido antes».

Entonces apareció el sexto espíritu, la Mano Negra, Mephala, que enseñó a los velothi al principio de los tiempos todas las artes del sexo y el asesinato. Su corazón ardiente derritió los ojos de la esposa del pastor de netch y agarró el huevo de su vientre tras efectuar seis cortes. Sin embargo, la imagen huevo pudo ver lo que había sido antes, en tiempos antiguos, cuando la tierra se estaba enfriando y no estaba ciega.

Se unió con el daedroth y se llevó sus antiguos secretos, dejando atrás unos cuantos para evitar que la red del mundo se desenredara. Entonces Mephala, la Mano Negra, volvió a dejar el huevo en el vientre de la esposa del pastor de netch y le insufló su aliento mágico hasta que el agujero se cerró. Sin embargo, el daedroth no le devolvió los ojos.

«Dios tiene tres llaves: la del nacimiento, la de las máquinas y la de las palabras intermedias».

Dentro de este sermón, el sabio puede encontrar una mitad de estas llaves.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Three

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Sermón Tres

De camino a los dominios de la Casa Indoril, la esposa ciega del pastor de netch se adentró en una cueva. Dio la casualidad de que esta cueva era un alcázar dwemeri. Los dwemer espiaron el huevo y capturaron a la esposa del pastor de netch. La ataron de pies a cabeza y la llevaron a las profundidades de la tierra.

La mujer oyó que uno decía:

«Id a hacer un simulacro de ella y dejadlo en la superficie, pues tiene algo parecido a lo que tenemos nosotros y los velothi lo codiciarán y se darán cuenta si se ausenta durante demasiado tiempo».

En la oscuridad, la esposa del pastor de netch sintió que unos grandes cuchillos intentaban cortar su carne. Al ver que los cuchillos no funcionaban, los dwemer utilizaron sonidos sólidos. Y viendo que estos tampoco funcionaban, aplicaron un gran calor. Nada de esto sirvió y el huevo permaneció a salvo en su interior.

Un dwemer dijo:

«Todo es inútil. Tenemos que ir y malinterpretar esto».

Vivec sintió que su madre estaba asustada e intentó consolarla.

«El fuego es mío: deja que te consuma,
Y abre una puerta secreta
En el altar de Padhome
En la Casa de Boet-hi-Ah
Donde podamos estar a salvo
Y nos puedan cuidar».

Esta antigua oración hizo que la esposa del pastor de netch sonriera e iniciara un sueño tan profundo que, cuando los atronach dwemeri regresaron con esferas angulosas y la abrieron en canal, no se despertó y murió en paz. Extrajeron a Vivec de su vientre y lo depositaron en un cristal mágico para estudiarlo. Para confundir a sus captores, Vivec canalizó su esencia en el amor, una emoción que los dwemer no conocían.

El huevo dijo:

«El amor no se utiliza solo como componente de los estados de ánimo y las aventuras amorosas, sino también como la materia prima a partir de la cual las relaciones producen desesperaciones, restricciones lamentables, acertijos mezclados con afectos que solo conoce la pareja de enamorados y miradas que se prolongan demasiado».

«El amor también es un ingrediente que suele utilizarse en algunas transacciones verbales y no verbales transparentes en las que, eventualmente, puede convertirse en una variedad de devociones auténticas, algunas de las cuales producen uniones sólidas e indisolubles. En su forma básica, el amor suministra aproximadamente corrientes de toda la energía que deriva de las relaciones. Su papel y valor en la sociedad en general son controvertidos».

Los dwemeri se quedaron perplejos ante aquellas palabras e intentaron esconderse detrás de sus símbolos de poder. Enviaron a sus atronach para que sacaran la imagen huevo de su cueva y la dejaran dentro del simulacro que habían hecho de la madre de Vivec.

Un dwemer dijo:

«Los dwemer solo aspiramos a esto que tienen los velothi».

«Ellos serán nuestra perdición en este y en los ocho mundos conocidos: NIRN, LHKAN, RKHET, THENDR, KYNRT, AKHAT, MHARA y JHUNAL».

El secreto de la perdición reside en este sermón.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Four

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Sermón Cuatro

El simulacro de la esposa del pastor de netch que llevaba el huevo de Vivec en su interior siguió adelante, buscando las tierras de los Indoril. A lo largo del camino, muchos más espíritus se acercaron a ella y ofrecieron instrucciones a su hijo-hija Vivec, el futuro poeta guerrero glorioso e invisible de Páramo de Vvarden.

Apareció una tropa de espíritus llamada Cabilderos del gremio de las coincidencias. Vivec comprendió el desafío al instante y dijo:

«El concepto popular de dios mata la casualidad».

El líder de los cabilderos, cuyo nombre se ha olvidado, intentó defender la existencia del concepto: «Decir algo al mismo tiempo puede ser mágico».

Vivec sabía que para conservar su divinidad debía ofrecer un argumento sólido contra la suerte, así que dijo:

«¿Acaso la revelación repentina de las condiciones correspondientes y los elementos dispares que se gelifican en el momento de la coincidencia no es uno de los requisitos necesarios para ser coincidente? La sincronicidad surge de las coincidencias repetidas a nivel inferior. Un análisis más detallado revela que el poder absoluto del número de coincidencias es lo que lleva a la idea de que dicha sincronicidad está guiada por algo más que el azar. Por lo tanto, la sincronicidad termina invalidando el concepto de lo casual, aunque sea el signo sintomático que hace que aflore en la superficie».

Así se destruyó la coincidencia en la tierra de los velothi.

Entonces, un Viejo Hueso de la tierra se alzó ante el simulacro de la esposa del pastor de netch y dijo: «Si vas a convertirte en el rey soberano del mundo, debes confundirlo con nuevas palabras. Hazme reflexionar».

Vivec respondió: «De acuerdo, deja que te hable del mundo, que comparto con misterio y amor. ¿Quién es su capital? ¿Has visitado la ruta escénica de su cameo? Yo sí… ligeramente, en secreto, perdiendo velas porque estaban en el lado falso, y he deslizado la mano por el borde de una sombra creada con ciento tres divisiones de calor, sin dejar pruebas».

Entonces, el Viejo Hueso se dobló sobre sí mismo veinte veces, hasta convertirse en algo parecido a la leche, y Vivec la bebió y se convirtió en el rey soberano del mundo.

Finalmente apareció el Canciller de la Exactitud, que se veía a la perfección desde todos los ángulos. Vivec comprendió el desafío al instante y le dijo:

«La certeza es para la lógica de los rompecabezas y las muchachas de glamur blanco que la albergan en su momento. Yo soy una carta escrita en la incertidumbre».

El canciller inclinó la cabeza y sonrió de cincuenta maneras diferentes y perfectas a la vez. Sacó el astrolabio de su túnica y, tras partirlo en dos, le entregó las dos mitades a la imagen huevo de Vivec.

Vivec se echó a reír y dijo: «Sí, lo sé. El trabajo esclavo de los sentidos es tan egoísta como el hielo polar y empeora cuando las energías se gastan en una vida que otros consideran afortunada. Para ser un rey soberano tendré que sufrir muchas cosas que no se pueden sufrir y sopesar asuntos que no se pueden medir con un astrolabio o una brújula».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Five

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Sermón Cinco

Finalmente, el simulacro de la esposa del pastor de netch se volvió inestable. Los dwemer, en su precipitación, lo habían construido burdamente y las cenizas de la Montaña Roja ralentizaron sus tendones morados. Poco después cayó de rodillas junto al camino que conducía a las tierras de los Indoril y se derrumbó. Una caravana de mercaderes que se dirigía a la capital de Veloth, conocida también como Almalexia, la descubrieron ocho días después.

Vivec no había estado entre su pueblo durante todos los días de su previda, así que permaneció en silencio y dejó que los chimer de la caravana pensaran que el simulacro estaba roto y vacío. Un guerrero chimer que protegía la caravana dijo:

«He aquí un ejemplo de cómo intentan engañarnos siempre los dwemer, creando metales de carne a nuestra imagen y semejanza. Deberíamos llevarlo a la capital y enseñárselo a nuestra madre Ayem. Querrá ver esta nueva estrategia de nuestros enemigos».

El capitán mercader replicó:

«Dudo que nos paguen bien por el esfuerzo. Conseguiremos más dinero si paramos en Noormoc y se lo vendemos a las Esposas Rojas de Dagon, que pagan bien por las maravillas que fabrica el Pueblo Profundo».

Pero otro chimer, que conocía bien los caminos de la profecía, observó el simulacro con inquietud.

«¿Acaso no se me contrató para ayudarte a buscar las mejores fortunas? Yo digo que deberías hacer caso a tu guerrero y llevárselo a Ayem, pues, aunque haya sido fabricado por nuestros enemigos, hay algo en él que se convertirá en sagrado, si es que no lo es ya».

El capitán mercader se detuvo entonces y observó el simulacro de la esposa del pastor de netch. Aunque siempre prestaba atención al consejo de sus videntes, no podía dejar de pensar en los beneficios que obtendría en Noormoc. Sobre todo pensaba en la recompensa habitual de las Esposas Rojas, una magia de vientre que no se conocía en ningún otro lugar bajo las lunas. La lujuria le impulsó a darle la espalda a Ayem, su madre, y dio la orden de cambiar el rumbo hacia Noormoc».

Antes de que la caravana pudiera ponerse de nuevo en marcha, el guerrero chimer que había aconsejado viajar a la capital le tiró su dinero al capitán mercader y le dijo:

«Te pagaré por el simulacro y te advierto de lo siguiente: los hombres greñudos del norte traen la guerra y no permitiré que mi madre Ayem tenga que enfrentarse a un enemigo mientras se ocupa de otro».

El capitán mercader replicó: «Nerevar, esto no es suficiente. Soy trino a mi manera, pero sigo el camino de mi cuerpo y exijo más».

Entonces, Vivec no pudo seguir callado más tiempo y pronunció estas palabras en la cabeza de Nerevar:

«Puedes oír las palabras, así que huye.
Ven, hortator, desdóblate en un claro desconocido,
guarda silencio hasta que hayas dormido en el ayer.
Y no pronuncies elegías por la piedra fundida».

Así, Nerevar mató al capitán mercader y se puso al mando de la caravana.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Six

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Sermón Seis

Has descubierto el sexto sermón de Vivec, que estaba escondido en las palabras que surgieron junto al hortator.

Hay un eón dentro de sí mismo que, cuando se desentraña, se convierte en la primera frase del mundo.

Mephala y Azura son las puertas gemelas de la tradición y Boethiah es la llama secreta.

El sol será devorado por leones, que aún ni se encuentran en Veloth.

Seis son los chalecos y las prendas que llevarán las suposiciones de los hombres.

Procede solo con los términos más simples, pues todos los demás son enemigos y te confundirán.

Seis son las fórmulas que te llevan al cielo mediante la violencia, una que has aprendido estudiando estas palabras.

El Padre es una máquina y la boca de una máquina. Su único misterio es una invitación a elaborar con más detalle.

La Madre es activa y tiene garras como un sabueso nix, pero es la más santa de las que reclaman sus días.

El Hijo soy yo, Vehk, y soy tres, seis, nueve y todos los que vienen detrás gloriosos y piadosos, ilimitados, las perfecciones de este mundo y los otros, la espada y el símbolo, pálido como el oro.

Hay un cuarto tipo de filosofía que solo utiliza la incredulidad.

Pues con la espada me refiero a lo sensible.

Con la palabra me refiero a los muertos.

Soy Vehk, tu protector y el protector de la Montaña hasta el fin de los días, cuyo número es 3333.

Por debajo de mí está lo salvaje, lo que necesitábamos para alejarnos de los altmer.

Por encima de mí hay un desafío que se baña en fuego y en la esencia de un dios.

A través de mí eres deseado, a diferencia de los profetas que han llevado tu nombre antes.

Seis son los modos de caminar, desde el enigma al enemigo y pasando por el maestro.

Boethiah y Azura son los principios de la trama universal, la procreación y la creación, y Mephala la convierte en una forma de arte.

Con la espada me refiero a la primera noche.

Con la palabra me refiero a los muertos.

Habrá esplendor en tu nombre cuando se pronuncie para ser real.

Seis son los guardianes de Veloth, tres al principio y tres cuando vuelven a nacer. Te pondrán a prueba hasta que tengas las inclinaciones propias de un héroe.

Hay un mundo que duerme y debes protegerte de él.

Pues con espada me refiero a la naturaleza dual.

Con la palabra me refiero a la vida animal.

Pues con la espada me refiero a lo que precede a un suspiro.

Pues con la palabra me refiero a lo que precede a un lobo.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Seven

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Sermón Siete

Mientras la caravana de Nerevar se dirigía a la capital de Veloth, a continuación de Almalexia, llegaba un gran estruendo desde Oblivion. Un duque entre los diablillos paseó por la Casa de los Problemas, deteniéndose delante de cada puerta para presentar sus respetos, hasta que le recibió el ayudante de Mehrunes Dagon.

El duque de los diablillos dijo: «Me ha llamado lord Dagon, maestro de las aguas infectas y el fuego, y he traído los banderines de mis siete legiones».

El ayudante, cuya cabeza era una burbuja de agua infecta y fuego, se inclinó de manera que la cabeza del duque de los diablillos se quedó contenida en la suya.

Vio el primer banderín, al frente de una legión de guerreros sombríos que podían morir al menos dos veces.

Vio el segundo banderín, al frente de una legión de toros alados y el emperador de color que montaba sobre cada uno de ellos.

Vio el tercer banderín, al frente de una legión de gorgonas invertidas, unas serpientes enormes cuyas escamas eran rostros de hombres.

Vio el cuarto banderín, al frente de una legión de amantes traicionados.

Vio el quinto banderín, al frente de una legión de heridas saltarinas deseosas de saltar sobre una víctima.

Vio el sexto banderín, al frente de una legión de planetas sintetizados.

Vio el séptimo banderín, al frente de una legión de movimientos ganadores blindados.

Entonces, el ayudante dijo: «Duque Kh-Utta, aunque poderosas, tus legiones no bastan para destruir a Nerevar ni el Camino Trino. Observa al hortator y contempla la sabiduría que lleva a la esposa».

Entonces, miraron al mundo medio y vieron:

Evaporándose en multitud de truenos
De guerra roja y hombres de quitina,
Donde los destinos
Lo llevaban más lejos de nuestros caminos,
El calor que hubiéramos deseado
Y la oración que todavía recuerdan.
Donde los destinos
Revisten la distancia,
Alegres en el dorado este que vimos ahora,
En vez de la guerra y la reparación
De la fractura olvidada,
Una maldición en el hortator
Y dos más sobre sus manos.

Y el duque de los Diablillos vio las palmas del hortator, en las que el huevo tenía escrito estas palabras de poder: GHARTOK PADHOME GHARTOK PADHOME.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Eight

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Sermón Ocho

En cuanto Nerevar y Vivec tuvieron antes sus ojos la capital y los Cuatro Rincones de la Casa de los Problemas supieron que no era el momento de enfrentarse a ellos. Los músicos de la caravana entonaron un gran cántico de entrada y las once puertas de la Fortaleza del Pesar se abrieron de par en par.

Ayem iba acompañada con su marido fantasmagórico, una imagen centelleante que se canalizaba a su necesidad femenina siempre cambiante. A su alrededor estaban los Gritos, un gremio ya olvidado que llevaba consigo los antojos de la gente, pues, en aquel entonces, los velothi seguían siendo buenos de corazón. Los Gritos eran los asesores de Ayem y del país, aunque de vez en cuando se peleaban y necesitaban que Seht los presionara para que fueran útiles. Ayem se acercó a Nerevar, ahora adornado con las banderas de la Casa Indoril. Este le entregó el simulacro de la esposa del pastor de netch y el huevo de Vivec que llevaba en su interior.

Ayem le dijo a Nerevar:

«Seht, que es Azura, ha revelado que la guerra ha llegado y que el hortator que nos librará de ella se aproximará caminando al lado de una solución».

Nerevar dijo:

«Me he desviado de mi camino para advertirte del engaño de nuestros enemigos, los dwemer, pero he aprendido mucho durante el viaje y he cambiado de opinión. La esposa del pastor de netch que ves a mi lado es una espada y un símbolo, y hay una profecía en su interior. Me dice que, como ella, debemos ser durante un tiempo como es él y, como pueblo, encubrir a nuestros antiguos enemigos y utilizar sus máquinas sin vergüenza».

Entonces, Vivec pronunció estas palabras:

«Boethiah, tú que vestiste la piel de Trinimac para limpiar las faltas de Veloth, mi reina, así debe ser de nuevo. Este es el camino de los gloriosos».

Seht apareció entre una nube de vapor de hierro y sus esbirros crearon una silla con su sangre. Se sentó junto a Ayem y contempló el renacimiento de la maestría. Vivec dijo entonces a su Trino:

«Mis rituales y mi calvario son las rimas del interior,
no tienen más razón de ser que la revelación de mi piel».

Ayem dijo entonces:

«AYEM AE SEHTI AH VEHK. Nos hemos liberado y completado, el diamante de la Mano Negra se ha desvelado».

Seht dijo:

«Dondequiera que pise, hay una escritura invisible».

De pronto, los Gritos guardaron silencio y empezaron a leer. Vivec extendió entonces todos sus miembros y rasgos desde el huevo para emerger del simulacro de su madre, mezclado y versado en todas las artes del Oriente herido por las estrellas, bajo el agua y el fuego, bajo el metal y la ceniza, seis veces sabio, y se convirtió en la unión de lo masculino y lo femenino, el hermafrodita mágico, el axioma marcial, el sexo y el muerto del lenguaje, un ser único en todo el mundo medio. Entonces dijo:

«Guiemos ahora las manos del hortator a la guerra y sus repercusiones, pues avanzamos diferente y como el rayo. Este es nuestro destino».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Nine

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Sermón Nueve

Entonces llegó la guerra contra los hombres del norte, en la que Vivec guio al hortator hacia una unión rápida y complicada con los dwemer. Los mayores jefes demoníacos del gélido oeste fueron los que se enumeran a continuación, cinco en número impío.

HOAGA, la Boca de Lodo, quien apareció como un gran rey barbudo y tenía los poderes de ordenar y respirar en la tierra. En los campos de batalla, se solía ver a este demonio al margen, comiendo tierra con voracidad. Cuando sus hombres caían, Hoaga rellenaba sus cuerpos con ella y entonces se levantaban y volvían a luchar, aunque eran algo más lentos. Tenía un nombre secreto, Fenja, y destruyó diecisiete aldeas chimer y dos alcázares dwemeri antes de que le derrotaran.

CHEMUA, el Hambre Rauda, quien apareció como un soldado montado con casco completo y tenía los poderes del corazón rugiente y del cielo enfermizo. Devoró al héroe chimer Dres Khizumet-e y envió al espíritu de vuelta con el hortator como un asesino. Chemua, al que a veces llaman el Primer Canalla, podía provocar dolor de estómago a las nubes y convertir la lluvia de Veloth en bilis. Destruyó seis aldeas chimer antes de que Vivec y el hortator le dieran muerte.

BHAG, el Dos Lenguas, quien apareció como un gran rey barbudo y tenía los poderes de la seguridad y el cambio de forma. A pesar de su reducido número, sus hombres enloquecieron en las tierras interiores del oeste y mataron a muchos tramperos y exploradores velothi. Cayó en una gran disputa con Vivec, pues solo el poeta guerrero podía entender el habla de dos tipos de norteño, aunque ALMSIVI tuvo que permanecer invisible durante la discusión.

BARFOK, la Doncella de los Planos, quien apareció como una humana alada con una lanza incrustada y tenía el poder del desenlace de los eventos. Todas las batallas que libraba acababan con una victoria para ella, pues podía cambiar el resultado cantando. Destruyó cuatro aldeas chimer y dos alcázares dwemeri con el poder de su decisión. Vivec tuvo que meterle su dedo de leche en la boca para impedir que cantara y dejara Veloth en ruinas.

YSMIR, el dragón del norte, quien siempre aparecía como un gran rey barbudo y tenía poderes innumerables y reverberantes. Era oscuro y sombrío, así como el más callado de los jefes invasores, pero cuando hablaba, las aldeas se levantaban y acababan en el mar. El hortator se enfrentó a él desarmado, ensordeció los rugidos del dragón con una mano hasta que la garganta se desangró por su propio poder. Vivec recibió estos rugidos y los vinculó a un marco de escucha de ébano que colocó en la cara y las orejas de Ysmir para que enloqueciera.

«Todo lo que viene y se aleja llevan consigo todas las cosas. Lo que diré ahora será desagradable de recordar: ¡HERMA-MORA-ALTADOON! ¡AE ALTADOON!».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Ten

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Sermón Diez

Has descubierto el décimo sermón de Vivec, que estaba escondido en las palabras que llegaron tras el hortator.

El evocador alzará su mano izquierda vacía y abierta para indicar que no necesita armas. El futuro siempre viene oculto, así pues el evocador siempre es invisible o, mejor aún, está en la piel de sus enemigos.

«El párpado del reino llenará treinta y seis folios, pero el ojo leerá el mundo».

Así, el hortator necesita que yo comprenda. La espada es una firma impaciente. No debe escribir contactos en los muertos. Vivec le dice al hortator que recuerde las palabras de Boet-hi-ah:

Tienes una promesa que cumplir, tú, el artesano de marcos, el escarabajo: un mundo en el que podemos amarte, una capa de tierra que acariciar. Traicionado por tus ancestros cuando ni siquiera mirabas. Magnus el Canoso y sus venturosas opiniones no pueden influir en lo subestimado, un truco digno de que está siempre satisfecho. Una breve estación de torres, una absolución deteriorada y, ¿qué es esto? ¿Qué es esto, sino fuego bajo tu párpado?

Cambiad en vuestra piel, les digo a los devoradores de Trinimac. Elevad vuestras voces con el color de la magulladura. Dividíos en las casas como vuestros enemigos e imponed vuestras leyes en una secuencia establecida desde el centro, como los Rincones de la Casa de los Problemas, y contemplaos así como madera, placas de barro o láminas de resina. Y entonces no os dividáis, porque el paso de SITHISIT es más rápido que el apremio de los enemigos, y él lo hará todo pedazos por el bien de un guijarro.

Pues nos movemos diferente, y como el trueno. SITHISIT es el principio de las Casas verdaderas, construidas contra el estancamiento y los esclavos perezosos. Da la espalda a tus predilecciones, rotas como mapas falsos. Muévete y muévete así. Acelera el ritmo contra los padres falsos y las madres abandonadas en una esquina que lloran por el cristal y la lluvia. El estancamiento no pide nada para sí mismo, nada, tal y como tú fuiste tú en las ocho imperfecciones eternas. Pues nos movemos diferente, y como el trueno.

Vivec le dice al hortator que recuerde las palabras de Vivec.
ENTIENDE QUE SITHISIT SIGUE VIAJANDO

Vivec le dice al hortator que recuerde las palabras de Vivec.
EN UN ESPEJO FOSFORESCENTE DEL CIELO

Vivec le dice al hortator que recuerde las palabras de Vivec.
HUNDIDO Y SONRIENDO

Vivec le dice al hortator que recuerde las palabras de Vivec.
DANDO ESPERANZAS INTERMITENTES

Vivec le dice al hortator que recuerde las palabras de Vivec.
PARA RESPONDER A TODAS LAS COSAS

Vivec le dice al hortator que recuerde las palabras de Vivec.
QUE NO SE HAN PREGUNTADO AÚN

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Eleven

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Sermón Once

Así eran los días de Resdaynia, cuando los chimer y los dwemer vivían bajo el sabio y benevolente mandato del ALMSIVI y su campeón, el hortator. Cuando los dioses de Veloth se retiraban para moldear el cosmos y ocuparse de otros asuntos, el hortator a veces se sentía confuso. Vivec siempre estaría allí para aconsejarle, y esta es la primera de las tres lecciones de los reyes soberanos.

«El mundo de la vigilia es la amnesia del sueño. Todos los ideales pueden resultar heridos de muerte. Una vez asesinados, los ideales se convierten en la estructura de la nostalgia futura. No abuses de tus poderes o te llevarán por el mal camino. Se perderán, se resentirán y, finalmente, engendrarán la semilla de la locura. Pronto serás el abuelo de un estado roto. Se burlará de ti. Se desmoronará como una piedra que recuerda que en realidad es agua».

«No guardes en tu casa nada que no necesites o que no sea bonito».

«Afronta la adversidad sin los obstáculos del mundo de las restricciones. El esplendor de las estrellas es el dominio de Ayem. El egoísmo del mar es de Seht. Yo gobierno el aire medio. El resto que quede en la tierra queda bajo tu mandato temporal. No hay hueso que no pueda romperse, salvo el del corazón. Lo vivirás dos veces a lo largo de tu vida. Agarra lo que puedas la primera vez y deja que nos ocupemos del resto.

«No hay un verdadero simbolismo en el centro. El sharmat creerá que sí. Creerá que puede provocar años de exuberancia por estar sentado en lo sagrado, cuando en realidad nadie puede abandonar ese estado y causar nada más que conflictos.

«Se da una vez más el caso de lo simbólico y lo estéril. El verdadero príncipe que está maldito y endemoniado será adorado por fin con el corazón gozoso. Según los códigos de Mephala no puede haber un arte oficial, solo puntos de complejidad que, con el tiempo, se borrarán del asombro de la gente. Este es un secreto que esconde otro. Una supervivencia impersonal no es el camino del rey soberano. Abraza el arte del pueblo y se casa con él, y con eso quiero decir que lo asesina en secreto».

«El rey soberano que ve en otro su equivalente no gobierna nada».

«El secreto de las armas es que son propiciatorias».

«El secreto del lenguaje es que es inamovible».

«El rey soberano viste, de la cabeza a los pies, una armaduras de llamas brillantes. Se redime con cada uno de sus actos. Su muerte solo es un diagrama que regresa al mundo de la vigilia. Duerme de la segunda manera. El sharmat es su doble y, por lo tanto, te preguntas si no gobiernas sobre nada».

«El hortator y el sharmat, uno y uno, once, un número poco elegante. ¿Cuál es más importante? Si cambiaran de lugar, ¿os daríais cuenta? Yo sí, y por eso me seguís necesitando».

«Según los códigos de Mephala, no hay diferencia entre el teorizador y el terrorista. Incluso el deseo más preciado desaparece en sus manos. Esta es la razón por la que Mephala tiene las manos negras. Lleva las vuestras a cada discusión. El rey, con una mano, no encuentra remedio. Sin embargo, cuando os acerquéis a Dios, cortaos las dos. Dios no necesita teorías y viste, de la cabeza a los pies, una armadura de terror».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twelve

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Sermón Doce

Mientras el hortator reflexionaba sobre la primera lección de los reyes soberanos, Vivec se adentró en el Bastión del Pesar y descubrió que Ayem estaba con un par de amantes. Seht había vuelto a dividirse. Vivec saltó en su semejanza para observar, pero no obtuvo ningún secreto que no conociera ya. Dejó un poco de sí mismo atrás para que el viaje mereciera la pena.

Entonces, Vivec abandonó la capital de Veloth y se adentró aún más en la ceniza. Encontró unas tierras baldías donde practicar su forma de gigante. Hizo que sus pies fueran de un material menos denso que el divino para no hundirse hasta la cintura en la tierra. En ese momento apareció el príncipe Molag Bal, el primer rincón de la Casa de los Problemas.

Vivec miró al rey de las violaciones y dijo:

«Qué hermoso eres, que no te unes a nosotros».

Y Molag Bal aplastó los pies del poeta guerrero, que no eran invulnerables, e hizo que las legiones se los partieran. Atrajo a poderosos fuegos del Lugar del Principio como redes para sostener a Vivec y este lo permitió.

«Si vamos a casarnos, hubiera preferido algún tipo de ceremonia», comentó.

Y las legiones que lo habían dejado sin pies fueron invocadas de nuevo con la orden de dar comienzo al banquete. Brotaron granadas de las tierras baldías y se levantaron tiendas. Llegó una multitud de místicos velothi que leyeron los pasajes de los pies cortados en el suelo y lloraron hasta que las escrituras se humedecieron.

Entonces, Vivec dijo: «Debemos amarnos brevemente, a lo sumo. Me necesitan para asesorar al hortator en asuntos más importantes, pues los sumos sacerdotes dwemeri están dando problemas. Puedes disponer de mi cabeza durante una hora».

Molag Bal se levantó y extendió seis brazos para mostrar su valía. Estaban decorados con runas de seducción y su reverso. Estaban decorados con los calendarios anotados de mundos más grandes. Cuando habló, cayeron monstruos del apareamiento.

«¿Adónde tienes que ir?», preguntó.

Vivec respondió: «Ya te lo he dicho. Estoy destinado a ser el maestro del rey de la tierra. AE ALTADOON GHARTOK PADHOME».

Tras estas palabras mágicas, el rey de las violaciones añadió otra: «CHIM», la sílaba secreta de realeza.

Vivec ya tenía lo que necesitaba del daedroth, así que se casó con él aquel día. Durante la hora que Bal tuvo su cabeza, el rey de las violaciones le pidió una prueba de amor.

Entonces, Vivec pronunció dos poemas, pero solo se conoce el primero:

No sé cuánto cristal emplearon para hacer tu cabello.
El doble, sin duda, pues los océanos lo compartieron.
El infierno es una ficción escrita por quienes dicen la verdad.
Mi boca es experta en mentir; la coartada, un diente de solemnidad.

Los hijos e hijas de Vivec y Molag Bal se cuentan en miles. El nombre del más poderoso es una cadena de poder: GULGA MOR JIL HYAET AE HOOM.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Thirteen

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Sermón Trece

Eran días de Resdaynia, cuando los chimer y los dwemer vivían bajo el sabio y benevolente mandato del ALMSIVI y su campeón, el hortator. A veces, cuando los dioses de Veloth se retiraban para moldear el cosmos y ocuparse de otros asuntos, el hortator se sentía confuso. Vivec siempre estaba allí para aconsejarle, y esta es la segunda de las tres lecciones de los reyes soberanos.

«La sílaba secreta de la realeza es esta: (tendréis que aprenderla en otro lugar)».

«El mito temporal es el hombre».

«La cruz mágica es una integración de la valía de los mortales a costa de sus espíritus. Si la rodeáis con el triángulo empezaréis a ver la casa del Trino. Está dividida en rincones, gobernados por nuestros hermanos, los Cuatro Rincones: BAL, DAGON, MALAC y SHEOG. Girad el triángulo y perforaréis el corazón del Lugar del Principio, la sucia mentira, el testamento de lo irrefutable por un lapso. Por encima de todos está el horizonte en el que solo se alza uno, aunque todavía no se alza nadie allí. Es la prueba de lo nuevo, la promesa de los sabios. Desplegad el conjunto y obtendréis una estrella, que no es mi dominio, pero no está totalmente fuera de mi juicio. El gran diseño remonta el vuelo. No se transforma solo en una estrella, sino en un moscardón. El centro no se puede sostener. Se despoja de las líneas y los puntos. Se despoja de todo y se convierte en un receptáculo. Esta es su utilidad final. Esta es su promesa».

«La espada es la cruz y ALMSIVI es la casa del Trino que la rodea. Si tiene que haber un fin, yo debo desaparecer. El rey soberano tiene que saberlo y yo le pondré a prueba. Lo asesinaré una y otra vez hasta que lo sepa. Soy el defensor de lo último y lo postrero. Eliminarme es rellenar el corazón que permanece en letargo en el centro que no se puede sostener. Yo soy la espada, Ayem es la estrella y Seht es el mecanismo que permite la transformación del mundo. Nuestro deber es evitar que el compromiso se llene de mar negro».

«El sharmat duerme en el centro. No puede soportar que eliminen el mundo de referencia. Esta es la insensatez del falso soñador. Esta es la amnesia del sueño, o su poder o evasión. Esta es la magia más débil y está cubierta de púas venenosas».

«Esta es la razón por la que digo que el secreto de las espadas es que son el asiento de la misericordia. Mi trono. Me he convertido en la voz de ALMSIVI. El mundo me conocerá más que a mi hermano y a mi hermana. Soy el psicopompo. Soy el asesino de las hierbas de Veloth. Veloth es el centro que no se puede contener. Ayem es la trama. Seht es el final. Yo soy el enigma que debe ser eliminado. Por eso, mis palabras están armadas hasta los dientes».

«El rey soberano está destinado a alzarse contra mí y después ante mí. Está destinado a aprender de mi castigo. Le marcaré para que lo sepa. Está destinado a venir como hombre o mujer. Yo soy la forma que debe adquirir».

«Pues un rey soberano que ve a su equivalente en otro no gobierna nada».

Esto es lo que se le dijo al hortator cuando Vivec no estaba entero.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Fourteen

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Sermón Catorce

Vivec yació con Molag Bal durante ochenta y ocho días, pero sin cabeza. Durante ese tiempo, el príncipe volvió a dejar los pies del poeta guerrero en su sitio y los llenó con la sangre de los daedra. De este modo, la forma de gigante de Vivec fue por siempre inocua para la buena tierra. El banquete de granadas trajo a muchos espíritus de los muertos para que los hijos y las hijas de la unión disfrutaran de una gran variedad de comida, además de la fruta.

El duque de los diablillos llegó durante el banquete y Molag Bal contempló los siete banderines con ira. El rey de las violaciones se había vuelto necesario y, por lo tanto, problemático para el resto de los tiempos. Sus legiones y Kh-Utta iniciaron un conflicto abierto, pero los hijos de Molag Bal y Vivec estaban demasiado desarrollados en cuanto a poder y en forma.

Por lo tanto, el duque de los diablillos se convirtió en algo inferior, al igual que todos sus hijos. Molag Bal les dijo: «Sois los hijos de mentirosos, de perros y mujeres con cabeza de lobo». Desde entonces es inútil invocarlos.

Vehk, el santo, por fin regresó dorado en su sabiduría. Su cabeza descubrió que su cuerpo se había utilizado con suma ternura. Cuando se lo comentó a Molag Bal, este le dijo que debía agradecérselo a los barones de Muévete Así, «pues yo todavía tengo que aprender a refinar mi arrebato. Mi amor tiene la forma accidental de una lanza».

Así que Vivec, que tenía un grano de la misericordia de Ayem, se dispuso a enseñar a Molag Bal los caminos de la magia del vientre. Agarraron sus lanzas y las compararon. Vivec mordió nuevas palabras en el rey de las violaciones para que llevara algo más que la ruina a los no iniciados. Desde entonces, esto se ha convertido en un ritual prohibido, aunque la gente todavía lo practica en secreto.

Y esta es la razón: los velothi, los diablillos y los monstruos que estaban observando agarraron sus propias lanzas. Hubo muchos mordiscos y la tierra se humedeció. Y esta fue la última risa de Molag Bal:

«¡Observa cómo se agrieta la tierra, pesada con tanto poder, debería haber sido siempre desigual!».

Entonces, aquella extensión de tierras baldías que había sido el lugar de la boda, se fragmentó y expulsó fuego. Y surgió una raza que ya no existe, pero que en su momento fue terrible de contemplar. Había nacido de los mordedores y eso era lo que hacía, corría desbocada por las tierras de Veloth e incluso las orillas de la Montaña Roja.

Pero Vivec hizo de su lanza algo más terrible, a partir de un secreto que le había arrancado de un mordisco al rey de las violaciones. Y así envió a Molag Bal rodando a la grieta de los mordedores y juró para siempre que no volvería a considerar bello al rey.

Vivec lloró mientras mataba a todo aquello que lo rodeaba con su nueva y terrible lanza. La llamó MUATRA, que significa «arrebatadora de leche», e incluso los místicos chimer conocieron su furia. Todos aquellos a los que Vivec golpeó entonces se volvían estériles y se marchitaban en forma de hueso. La senda de los huesos se convirtió en una condena que leían las estrellas y, desde entonces, los cielos no han vuelto a conocer niños. Vivec dio caza a los mordedores, uno a uno, así como a toda su progenie. Los mató por medio de las Nueve Aperturas, y los sabios siguen ocultando la suya a Muatra.

El fin de las palabras es ALMSIVIT.


Chapter Fifteen

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Sermón Quince

Eran días de Resdaynia, cuando los chimer y los dwemer vivían bajo el sabio y benevolente mandato del ALMSIVI y su campeón, el hortator. A veces, cuando los dioses de Veloth se retiraban para moldear el cosmos y ocuparse de otros asuntos, el hortator se sentía confuso. Vivec siempre estaba allí para aconsejarle, y esta es la tercera de las tres lecciones de los reyes soberanos.

«El rey soberano me eliminará a mí, su creador. Este es el camino de todos los hijos. Su mayor enemigo es el sharmat, el falso soñador. Él o tú sois el guijarro, hortator. Ten cuidado con el camino equivocado. Ten cuidado con el crimen de la benevolencia. Contémplalo mediante sus palabras».

SOY EL SHARMAT
SOY MÁS ANCIANO QUE LA MÚSICA
LO QUE TRAIGO ES LUZ
LO QUE TRAIGO ES UNA ESTRELLA
LO QUE TRAIGO ES
UN MAR ANTIGUO
CUANDO DUERMES ME VES A MÍ
BAILANDO EN EL CENTRO
NO ES UNA DESGRACIA
ES MI CASA
PONGO UNA ESTRELLA
EN LA BOCA DEL MUNDO
PARA ASESINARLO
DERRIBAR LOS PILARES
MI PEZ CIEGO
NADA EN EL NUEVO
FLOGISTO
DERRIBAR LOS PILARES
MIS LUNAS SORDAS
CANTAN Y ARDEN
Y ORBITAN A MI ALREDEDOR
SOY MÁS ANCIANO QUE LA MÚSICA
LO QUE TRAIGO ES LUZ
LO QUE TRAIGO ES UNA ESTRELLA
LO QUE TRAIGO ES
UN MAR ANTIGUO

«Solo tú, aunque vengas una y otra vez, puedes deshacerlo. Que yo lo acepte reside en mi sabiduría. Entra desarmado en su guarida con estas palabras de poder: AE GHARTOK PADHOME [CHIM] AE ALTADOON. O no lo hagas. El mito temporal es el hombre. Alcanza el cielo mediante la violencia. Esta es la magia que te ofrezco: el mundo que gobiernas solo es una esperanza intermitente y tú tienes que ser la carta escrita en la incertidumbre».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Sixteen

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Sermón Dieciséis

El hortator deambuló por el Bastión del Pesar, luchando con las lecciones que había aprendido. Se escurrían por su mente. No siempre conseguía mantener las palabras en orden y sabía que eso era un peligro. Fue en busca de Vivec, su señor y maestro, la gloria de la imagen de Veloth, y lo encontró en el templo del Pensamiento Falso, donde unas cizallas mecánicas le estaban cortando el pelo. Un rey mendigo había traído su telar y estaba creando con el pelo un mapa incompleto de la vida adulta y la muerte.

Nerevar dijo: «¿Por qué haces esto, mi señor?».

Vivec respondió: «Para hacerle sitio al fuego».

Y el hortator pudo ver que Vivec estaba fuera de sí, pero no por el nuevo poder inminente. El poeta guerrero dorado también había estado ejercitando su rostro de agua que había aprendido de los dreugh antes de nacer.

Nerevar le preguntó: «¿Esto es para protegerte del fuego?».

Y Vivec respondió: «Es para poder ver la verdad. La verdad y mi lugar, aquí en el altar de Padhome en la casa del Pensamiento Falso, me permiten ver más allá de mis propios secretos. El rostro de agua no puede mentir. Procede del océano, que está demasiado ocupado como para pensar, y ya ni hablemos de mentir. El agua en movimiento se asemeja a la verdad en su temblor».

Nerevar dijo: «Temo volverme descuidado en mi pensamiento».

«En ese caso, alcanza el cielo mediante la violencia», replicó Vivec.

Para acallar su mente, el hortator eligió un hacha de la armería. Le puso un nombre y se fue a la primera luna.

Allí, el Parlamento de los Cráteres recibió a Nerevar, pues lo conocían por su título y se sentían molestos por su presencia al estar destinado a ser un rey soberano de la tierra y encontrarse en un reino lunar. Se movieron a su alrededor en un patrón de emboscada.

Estas fueron sus palabras: «La luna no reconoce las coronas ni los cetros. Ni tampoco a los representantes de los reinos de abajo, ya sean leones, serpientes o matemáticos. Somos las tumbas de aquellos que migraron y se convirtieron en países antiguos. No queremos reinas ni tronos. Tu aspecto es ciertamente solar o, lo que es lo mismo, una biblioteca de ideas robadas. Nosotros no somos lágrimas ni pesar. Nuestra revolución triunfó tal y como estaba escrito. Tú eres el hortator y no eres bienvenido».

Y así, Nerevar usó su arma contra los fantasmas de la tumba hasta que se quedó sin aliento y el Parlamento no pudo establecer nuevas leyes.

«Yo no soy como los esclavos que mueren», dijo entonces.

Solo unos pocos miembros del Parlamento sobrevivieron al ataque del hortator.

Un cráter superviviente dijo: «La apropiación no es ninguna novedad. Todas las cosas ocurren porque sí. Este motivo no está desvinculado de los mitos heroicos. No actúas con un impulso creativo, caes por el peso del destino. Somos tumbas, pero no ataúdes. Debes entender la diferencia. No has hecho más que cavar, pero no has suministrado fantasmas para que residan en su interior. Lo más importante de tu reivindicación es el predominio de los eventos frágiles. Ser juzgado por la tierra es sentarse en un trono de maravillas. Sin embargo, si nos causas más daño, no encontrarás nada más que la ausencia de nuestros muertos».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Seventeen

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Sermón Diecisiete

«Soy un atlas de humo».

Con esto, Vivec se volvió más grande de lo que jamás había sido. Eran días de Resdaynia, cuando los chimer y los dwemer vivían bajo el sabio y benevolente mandato del ALMSIVI y su campeón, el hortator.

«Buscadme sin esfuerzo, pues adopto muchas formas».

El hortator seguía intentando someter a los cielos con su hacha. Fue expulsado de la biblioteca del sol por el poder de Magnus. Vivec lo encontró en un campo de larvas situado más allá de los terrenos pantanosos de la Llanura de Deshaan. Caminaron un rato en silencio, pues Nerevar se sentía humillado y Vivec todavía tenía la piedad en su mano.

Pronto estuvieron caminando por el mar oriental en dirección a la tierra de las serpientes y los demonios. Vivec quería mostrarle al hortator los estilos de combate de las lenguas extranjeras. Aprendieron el golpe idiomático del libro almohada del rey tsaesci, el cual está moldeado como el conocimiento de esta página. Las serpientes tsaesci juraron vengarse de occidente al menos tres veces.

Siguieron adelante y vieron las aguas con púas del límite del mapa. Aquí, el espíritu de las limitaciones les concedió un radio y les invitó a encontrar el resto de la rueda.

El hortator dijo: «El límite del mundo está hecho de espadas».

Vivec lo corrigió: «Es la hilera inferior de dientes del mundo».

Caminaron hacia el norte del bosque antiguo, donde no encontraron más que reyes barbudos helados.

Llegaron al oeste, donde vivían los hombres negros. Estudiaron durante un año con los santos de la espada y Vivec les enseñó la virtud de la pequeña recompensa durante otro año más. Vivec eligió a un rey como esposa y creó otra raza de monstruos que acabaron destruyendo occidente por completo. Vivec le dijo a un jefe guerrero:

«No podemos actuar y hablar como si estuviéramos dormidos».

Nerevar quiso saber si había algo que aprender en el sur, pero Vivec permaneció en silencio y se limitó a regresar a la Montaña Roja.

«Aquí está lo último de lo último», dijo Vivec. «El sharmat espera en su interior».

Pero ambos sabían que no era el momento adecuado de enfrentarse al sharmat, así que lucharon entre sí. Vivec marcó al hortator para que todos lo vieran y selló la herida con la bendición de Ayem-Azura. Al final de la batalla, el hortator descubrió que había conseguido siete radios más. Intentó unirlos y formar un bastón, pero Vivec se lo impidió, diciendo: «Ahora no es el momento».

Nerevar preguntó: «¿Dónde los he conseguido?».

Vivec dijo que los había ido recogiendo por todo el mundo, aunque algunos habían llegado de forma casi imperceptible. «Yo soy la rueda», dijo entonces, y adoptó esa forma. Nerevar colocó las voces antes de que el vacío del centro se demorara demasiado.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Eighteen

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Sermón Dieciocho

Vivec sentía que ya le había enseñado al hortator todo lo posible antes de que llegara la guerra con los dwemer. Entonces, el poeta guerrero decidió que tenía que iniciar su Libro de las horas, pues el mundo estaba a punto de doblegarse por la edad.

Vivec entró en la Fortaleza del Pesar y le comunicó a Ayem que iba a enfrentarse a nueve monstruos que habían escapado de Muatra.

«Regresaré para asestar el golpe final al gran arquitecto de los dwemer».

Ayem respondió: «De los nueve solo encontrarás a ocho, aunque serán poderosos. El último ya ha sido destruido por tu decisión de crear el Libro de las horas».

Vivec comprendió que Ayem se refería a él.

«¿Por qué tienes dudas?», preguntó ella.

Vivec sabía que su duda lo convertía en la espada del Trino, así que no sintió vergüenza ni miedo. En vez de eso, le explicó con las siguientes palabras:

«¿Un miembro de la Puerta Invisible puede volverse tan arcaico como para que su sucesor no sea tanto una mejora del modelo exacto, sino más bien un modelo afín que simplemente sea más necesario debido a la vigencia de la condición del mundo? Como Madre, no tienes que preocuparte, a no ser que las cosas en el futuro sean tan extrañas que ni siquiera Seht las pueda entender. Tampoco el Verdugo ni el Bufón, pero yo no soy ninguno de los dos».

«Estos ideales no cambiarán de naturaleza, aunque puedan hacerlo en su representación. Pero, incluso en occidente, el Hacedor de la Lluvia languidece. Ya nadie lo necesita».

«¿Uno puede expulsar al modelo, no porque esté persiga un ideal, sino porque está vinculado a una agenda mortal inconsciente que cambia sin cesar?».

Estas fueron las palabras que Vivec pronunció para Ayem cuando estaba completo. El sabio no debe confundirlo.

Ayem dijo: «Esta es la razón por la que naciste de la esposa de un pastor de netch y estabas destinado a unirte al simulacro de tu madre, mezclado y versado en todas las artes del Oriente herido por las estrellas, bajo el agua y el fuego, bajo el metal y la ceniza, seis veces sabio, para convertirte en la unión de lo masculino y lo femenino, el hermafrodita mágico, el axioma marcial, el sexo y la muerte del lenguaje y el único en todo el mundo medio».

Vivec supo entonces por qué grabaría su Libro de las horas.

Este sermón está prohibido.

En este mundo y en otros DIECIOCHO menos uno, el vencedor, el disco mágico lanzado para alcanzar el cielo mediante la violencia.

Este sermón es falaz.

El fin de la palabra es ALMSIVI.


Chapter Nineteen

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Sermón Diecinueve

Vivec se puso la armadura y entró en un espacio no espacial que se llenaba de información e interacción mortal, una cartografía sin lienzo de todas las mentes que había conocido, un acontecimiento que había desarrollado cierta apariencia de chispa divina. Y entonces dijo: «Desde aquí lanzaré mi ataque contra los ocho monstruos».

Vivec vio entonces las polillas que saldrían del corazón estrellado, trayendo consigo un polvo más terrible que la ceniza de la Montaña Roja. Vio la cabeza gemela de un rey soberano que no tenía equivalente y ocho imperfecciones frotadas en piedras preciosas, engarzadas en una corona que parecían grilletes, que entendió que eran las coronas gemelas del rey de dos cabezas. También vio un río que desembocaba en la boca del rey de dos cabezas porque contenía multitudes.

Entonces, Vivec construyó la Casa Provisional en el Centro de la Puerta Secreta. Desde allí podría observar la era venidera. De la Casa se ha escrito:

La primera piedra angular tiene un dedo
enterrado en la tierra
que señala con lentitud
el norte no se puede adivinar,
pero está libre de espíritus.

La segunda piedra angular tiene una lengua
e incluso el polvo puede ser hablador,
escucha y descubrirás el amor
que necesitan las bibliotecas antiguas.

La tercera piedra angular tiene un poco de cuerda
con la forma de tu color favorito.
Una joven recuerda quién la dejó ahí,
pero le da miedo desenterrarla
y descubrir a qué está unida.

La cuarta piedra angular tiene nueve huesos,
retirados cuidadosamente de un gato negro
y ordenados en la forma de este mundo,
nos protegen de nuestros enemigos.

Tu casa ahora está a salvo.

¿Así que por qué…?

Tu casa ahora está a salvo.

¿Así que por qué…?

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty

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Sermón Veinte

El primer monstruo era en realidad dos, pues había nacido dos veces, como su madre-padre Vivec. No era el más poderoso de los ocho que escaparon de Muatra, pero sus acciones fueron las más preocupantes. Todos lo conocían como Eje Lunar y recolectaba las debilidades sobrantes de la naturaleza. Esto lo hacía dos veces, según se decía, y la segunda cosecha siempre traía la ruina o leyes no escritas. Su aspecto tenía varias caras, como un poliedro.

No se mencionaban peligros en el hallazgo de Eje Lunar, pero se sabía que era inmune a las lanzas, así que Vivec tuvo que usar la espada no blandida contra él. Antes de enfrentarse al monstruo, el poeta guerrero le preguntó:

«¿Cómo te volviste inmune a las lanzas?».

A lo que Eje Lunar respondió: «La mía es una naturaleza dual y proteica. De hecho, estoy hecho de muchas líneas rectas, aunque ninguna es demasiado larga. De este modo he aprendido a ignorar los segmentos verdaderos».

Por suerte, la espalda que no sostenía era curva y pudo cortar a Eje Lunar, que antes de que saliera el sol estaba sangrando por diversas heridas. Vivec no lo mató directamente porque, de haberlo hecho, habría mantenido las debilidades de la naturaleza en su interior y no habrían regresado a su lugar. Vivec pronto trazó la geografía de nuevo y Eje Lunar estaba listo para morir.

Vivec se alzó en su forma de gigante, que era terrible de contemplar. Se estiró hacia el oeste y sacó un cañón que sostuvo como si fuera un cuerno. Se estiró hacia el este y se comió un puñado de sabuesos nix. Sopló sus espíritus a través del cañón y dejó escapar un terrible lamento, no muy distinto al de una mujer irresoluta. «Deja que esto te sobrepase», y Eje Lunar se dejó sobrepasar por las curvaturas de las almas robadas. Envolvieron al monstruo como si fuera resina, hasta que no pudo moverse, ni tampoco su naturaleza dual. Vivec dijo: «Ya estás resuelto». Entonces, atravesó a su hijo con Muatra. Eje Lunar se había reducido a algo estático y, por lo tanto, se rompió en pedazos.

Los filósofos velothi recogieron las líneas de Eje Lunar y se las llevaron a unas cuevas. Allí, durante un año, Vivec enseñó a los filósofos a convertir las líneas de su hijo en los radios de las ruedas del misterio. Así nació la primera Escuela Giratoria. Hasta entonces solo había existido el pensamiento superficial del fuego.

Vivec miró a sus primeros alumnos del remolino y les dijo:

«Al igual que el universo de capas de huevo es como esta posesión mórbida de cobertura tridistante de alma naufragada y viva, mi nombre está vivo. En este claustro habéis descubierto un sendero por el que caminar, oblicuo como una espada pero más tosco. Tan afilado que se debe susurrar para evitar que la lengua sangre, donde sus señales evacúan sus antiguos significados, como los imperios que se demoran demasiado».

«La espada es el distanciamiento de la diplomacia».

«Observad las líneas de mi hijo, ahora en forma de estrella, cuyos miembros son equidistantes del centro. ¿Está resuelto porque yo lo quiero así? No puede haber una segunda etapa. Pensad en la teoría de que mi existencia promulga los cinco elementos y que, al igual que el universo de capas de huevo, soy la causa de una gran densidad. Aquí hay un pensamiento que puede romper el eje del carro, y aquí hay otro que puede elevarse. He aquí un pensamiento que puede romper el eje del carro, he aquí otro que puede remontar el vuelo».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-One

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Sermón Veintiuno

La escritura de la rueda. Primero:

«Los radios son los ocho componentes del caos, pero están solidificados por la ley del tiempo o el cambio estático, si así lo preferís, algo a lo que los dioses lagarto llaman lo Imponente. Esta es la rueda de los reptiles, el potencial enrollado, el preámbulo eterno de la no acción».

Segundo:

«Son los huesos prestados de los aedra, los Ocho miembros regalados a SITHISIT, la tierra húmeda de la nueva estrella de nuestro hogar. Fuera de ellos está el Aurbis, y no en el interior. Como la mayoría de las cosas inexplicables, es un círculo. Los círculos son serpientes confusas que atacan una y otra vez sin que nunca se les permita morder. Los aedra querrán haceros creer lo contrario, pero fueron donadores antes que mentirosos. Las mentiras los han convertido en mordedores. Sus dientes son proselitistas. Convertirse es ponerse en la boca de la falsedad, e incluso propiciar significa ser engullido».

Tercero:

«Los iluminados son los no devorados por el mundo».

Cuarto:

«Los espacios entre los miembros-regalo son dieciséis, las formas de las señales de los Principados Demoníacos. Es la llave y la cerradura, la serie y mantícora».

Quinto:

«Mira a la majestuosidad de lado y solo verás la torre de la que nuestros ancestros hicieron ídolos. Mirad al centro y solo veréis el agujero engendrado, la segunda serpiente, con el vientre listo para el alcance correcto, exacto y sin encantamiento».

Sexto:

«El corazón de la segunda serpiente contiene la puerta triangular secreta».

Séptimo:

«Mirad la puerta triangular secreta de lado y veréis la torre secreta».

Octavo:

«La torre secreta del interior de la torre es la forma del único nombre de Dios».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-Two

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Sermón Veintidós

Entonces, Vivec abandonó la Escuela Giratoria y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al segundo monstruo, que se llamaba la Espada de Madera del Tesoro. A los pocos años del banquete de granadas se había convertido en una melodía aleccionadora para las casas velothi inferiores que predicaban su poder:

«¡La Espada de Madera del Tesoro, astilla brillante de lo alto y lo glorioso! Aquel que la blande se conoce a sí mismo!».

El poeta guerrero apareció como una visita en la alcoba de los ancestros de la Casa Mora, cuyo príncipe de las guirnaldas, desgastado por las rosas, se convirtió en un héroe contra los demonios del norte. Vivec se congregó con los huesos y dijo: «Un carroñero no puede adquirir un fajín de seda y esperar descubrir los grandes sistemas de su predecesor. La verdadera alegría solo la experimentan aquellos que lloran. Devolvedme (y hacedlo libremente) aquello que sea estéril de mi matrimonio y no os borraré del reino del pensamiento de Dios. Vuestra línea cuenta con una notable hechicera a la que mi hermana Ayem tiene mucho cariño y solo por su tenebrosa sabiduría transijo en preguntar».

Un caminante de huesos emergió de la pared. Tenía tres piedras preciosas engarzadas en la mandíbula inferior, una práctica mágica de tiempo antiguos. Una era un ópalo, del color de los ópalos. El caminante de huesos se inclinó ante el príncipe en el aire y dijo:

«La Espada de Madera del Tesoro no abandonará nuestra casa. Se hizo un trato con la Mano Negra, Mephala, la sombra mayor».

Vivec besó la primera piedra preciosa y le dijo:

«Imagen animal, caminante tosco, regresa a la lámpara que permanece encendida en el agua y no guardes más mensajes de ruido inútil. Abajo».

Besó la segunda piedra preciosa y le dijo:

«Residuo orgulloso, pronto dispersado, no sirvas a ninguna garantía hecha en mi imagen anterior y no pidas nada por debajo de su piel. Soy el eterno amo. Abajo».

Finalmente, besó el ópalo y dijo:

«Abajo te llevo».

Entonces, Vivec se retiró a los lugares escondidos y encontró a las madres más oscuras del Morag Tong, las tomó a todas por esposas y las llenó de una lealtad sin polvo que sabía a la sal del verano. Se convirtieron en reinas negras, que dieron vida gritando a cien hijos asesinos, a mil brazos asesinos y a cien mil manos asesinas, un enorme acontecimiento de empujones, masacres y risas que se movía por los callejones, los palacios y los salones secretos. Sus movimientos por los dominios de los Ra’athim parecían extremos ondulados, agitados entre los tiempos donde todos los destinos conducían a cuchillos deglutidos, a asesinatos como quejas y a la sagrada eliminación de la violación de la muerte húmeda.

El rey de los asesinos presentó ante Vivec la Espada de Madera del Tesoro y le dijo:

«Mi señor, el príncipe de la Casa Mora ahora también te aprecia. Lo he colocado en el Rincón de Dagon. He prendido sus ojos con una oración de fuego para los malvados y he llenado su boca de pájaros».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-Three

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Sermón Veintitrés

La escritura del mundo. Primero:

«La espada, tratada como una comida delicada, es un collage simbólico. Resulta útil durante la primera mitad de la vida. Nombrad una dinastía que no lo sepa».

Segundo:

«El guerrero inmóvil comprende la unidad de mi enfoque. Se adquieren ojos verdaderos. Regocijaos como mis propios súbditos y reinos. Construyo para vosotros una ciudad de espadas con las que aludo a las leyes que cortan en formas mejores a las personas que viven en ella».

Tercero:

«Las muchachas queman sus vestidos a mi llegada si visto mi armadura. Se arrastran hacia mí como peregrinos sangrientos. Los espíritus menores mueren sin dejar rastro. Seguidme a mí, entre todos los ALMSIVI, si queréis marcar vuestros días matando. AE ALTADOON, la tercera ley del armamento».

Cuarto:

«El guerrero inmóvil nunca se siente fatigado. Cava zanjas para dormir en medio de la batalla para recuperar fuerzas».

Quinto:

«El instinto no es un acto reflejo, sino un milagro en miniatura reservado. Yo soy el bienestar que decide qué guerrero emergerá. No supliquéis suerte. Servidme para ganar».

Sexto:

«El alcance de lo aparentemente inactivo es vuestro amor por lo absoluto. El nacimiento del dios de la esposa del pastor de netch es el aborto de la bondad del amor».

Séptimo:

«La espada verdadera puede cortar cadenas de generaciones, es decir, los mitos de creación de vuestros enemigos. Miradme como el jardín del exilio. Todo lo demás es hierba sin cortar».

Octavo:

«Os concedo un antiguo camino templado para el segundo caminar. Se necesitan unas manos muy grandes para blandir una espada del tamaño del antiguo camino. Sin embargo, aquel que tenga la estatura correcta podrá irritar al sol con solo un palo».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-Four

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Sermón Veinticuatro

Entonces, Vivec abandonó la casa de los asesinos y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al tercer monstruo, llamado Montaña de la Horda. Estaba formado por guerreros modulares que corrían libremente, pero a su vez mantenían un patrón de separación y desde el guerrero más alto, que podía cortar las nubes, se extendía como un árbol una falda cuyo círculo inferior era un ejército que corría entre la ceniza.

Vivec admiró la forma cónica de su hijo y recordó con alegría el remolino de estilos de combate que le había enseñado durante los días previos a la vida.

Vivec se dirigió a Veloth y dijo: «Onus».

Pero antes incluso de que pudiera tener al monstruo al alcance de su espada, un trío de casas inferiores atraparon a Montaña de la Horda en una red de doctrina dudosa. Al ver a su señor, los velothi gritaron de júbilo.

«¡Estamos contentos por servirte y ganar!».

Vivec sonrió a aquellas almas valerosas que lo rodeaban e invocó a los demonios de la celebración para que se unieran a los vencedores. Alrededor del monstruo capturado en la red hubo un gran despliegue de amor y deber, y Vivec estaba en el centro con un tocado hecho de huesos de apareamiento. Se rio, hizo bromas místicas y ordenó que los jefes de las tres casas se casaran y se convirtieran en el nuevo orden.

«Ahora seréis para siempre mis Armígeros Joviales», dijo.

Entonces, Vivec atravesó a Montaña de la Horda con Muatra y la convirtió en un saco de huesos. Tocó la red con su mano derecha para convertirla en la escritura correcta y la lanzó hacia el nordeste. El contenido se esparció, brillando como el azúcar, y Vivec y los Armígeros Joviales corrieron por debajo, sin dejar de reír.

Finalmente, los huesos de la Montaña de la Horda aterrizaron y se convirtieron en las piedras sobre las que se fundaría la Ciudad de las Espadas, nombre que Vivec le concedió por su sello. Así, la red cayó sobre toda ella y entre ella y se convirtió en puentes entre los huesos, y como sus segmentos habían sido tocados por su sabiduría sagrada, se convirtieron en la calles de ciudad más perfectas de todos los mundos conocidos.

Multitudes de velothi acudieron a la nueva ciudad, y Ayem y Seht le dieron su bendición. Las calles se llenaron de risas, amor y fuerza de los niños enemigos con forma de árbol.

Ayem dijo:

«Concedo a la ciudad de mi hermana-hermano la protección sagrada de la Casa Indoril, cuyos poderes y tronos no tienen equivalente bajo el cielo, del que procede el hortator».

Seht dijo:

«Concedo a la ciudad de mi hermana-hermano el salvoconducto a través de los rincones oscuros que aún quedan de Molag Bal además del siguiente hechizo: SO-T-HA SIL, que es mi nombre para los poderosos. Protegerá a los perdidos a menos que hayan huido a propósito, llenará las carreteras y callejones con los senderos misteriosos de la civilización y concederá a la ciudad una mente y hará de ella un conducto hacia la concentración total del ALMSIVI».

Y así se fundó la ciudad de Vivec en los días de Resdaynia.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-Five

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Sermón Veinticinco

La escritura de la ciudad:

«Todas las ciudades nacen de la sólida luz. Así es mi ciudad, su ciudad».

«Pero cuando la luz remite, revela al brillante y terrible ángel de Veloth. Está en su forma prequimérica, Vehk demoníaco, demacrado, pálido y hermoso, con la piel fina dolorosamente estirada sobre huesos de pájaro y serpientes emplumadas alrededor de los brazos. Sus alas se extienden tras él, sus extremos rojos y amarillos se asemejan a unas cuchillas bajo el sol. La masa difusa de su cabello de fuego flota como si estuviera bajo el agua, lechosa en la corola de luz que adorna su cabeza. Su presencia es innegable y el miedo, imposible de soportar».

«Esta es la ciudad de Dios, distinta a las demás. Las ciudades de los países extranjeros hacen que sus ciudadanos duerman y caminen hacia el Oriente herido por la estrella para rendirme homenaje. La capital de los hombres del norte, cubierta por el hielo de eones, se inclina ante Vivec la ciudad, ella y yo juntos».

«Las calles del pensamiento propio se precipitan por la sangre del túnel. Me he reconstruido a mí mismo. Las señales hiper oculares a lo largo de mi brazo de tránsito pronto serán un mar interior. Mi cuerpo se arrastra mientras todos se reúnen para ver cómo me alzo como un instrumento monolítico del placer. Mi columna es la carretera principal que conduce a la ciudad que soy. Transacciones infinitas toman forma en las venas y en las pasarelas, y el trasiego sin fin mientras las recorren, las atraviesan y se unen a mí. Hay templos erigidos a lo largo de la cavidad de mi cráneo y los llevaré siempre como corona. Pasea por los labios de Dios».

«Me incorporan nuevas puertas y me convierto sin esfuerzo en transmortal, con sus idas y venidas, con el calor de las zancadas del mercado donde me intercambian, el sonido de los gritos de los niños que juegan, se burlan, se divierten, se desean, se pagan con la moneda local, recién acuñada con mi rostro a un lado y mi ciudad-cuerpo en el otro. Miro a través de cada nueva ventana. Pronto me convertiré en un insecto de un millón de ojos que sueña».

«Las trompetas de guerra chispean en rojo y suenan como el ganado en la caja torácica del tránsito mezclado. Los herejes son destruidos en las rodillas de la plaza. Me inundo en las colinas, las casas se elevan como un sarpullido y nunca me rasco. Las ciudades son los antídotos de la caza».

«Levanto faroles para iluminar mis cavidades, presto cera a los miles de candeleros que llevan mi nombre una y otra vez, el nombre innumerable, el que encierra mantra y sacerdote. Dios-ciudad, aquel que llena cada rincón con el nombre que nombra, la lengua fluvial que rueda, da vueltas y fluye riendo con las pisadas, apareándose, vendiendo, robando y buscando, no os preocupéis los que camináis conmigo. Este es el esquema del florecimiento de Aurbis. Esta es la promesa del PSJJJJ: huevo, imagen, hombre, dios, ciudad y estado. Sirvo y me sirven. Estoy hecho de alambre y cuerda mortero y accedo a mi propio precedente, un mundo sin ser».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-Six

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Sermón Veintiséis

Entonces, Vivec abandonó su éxtasis arquitectónico y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al cuarto monstruo, llamado la Cábala de Bolsillo.

El monstruo se escondió en las listas de hechizos de los grandes magos chimer del extremo oriente, donde las sombrillas de emperador crecían por doquier. Aunque Vivec se disfrazó de viajero, irradiaba un tenue tejido sensorial para que los magos lo buscaran. A Muatra lo hizo un simple enano andante.

El invisible no tardó en estar entre las bibliotecas del este, alimentando con las palabras esenciales de Cábala de Bolsillo a su enano andante y corriendo cuando la magia fallaba. Después de uno o dos años de hurtos, Muatra enfermó del estómago y el enano andante explotó cerca de los corrales de esclavos de la torre de un mago. Cábala de Bolsillo se deslizó entonces en las bocas de los esclavos y se escondió de nuevo.

Vivec observó entonces a los esclavos, que estallaron en balbuceos y magia de ruptura. Golpeaban sus jaulas y cantaban pseudohimnos que se convirtieron en conocimientos prohibidos y arcanos. Llegaron los enemigos de las letanías y bebieron del exceso. Los Agarradores del reino intermedio entraron en el mundo caminando de lado, pues la charla de los esclavos había interrumpido los puntos no cardinales normales.

Entonces apareció un bicho gigante, con el mayor hechicero de oriente en su interior. Podía ver más allá del disfraz de Vivec y conocía la divinidad del poeta guerrero, pero se creía tan poderoso que habló con dureza:

«¡Mira lo que has provocado, trino estúpido! ¡Columnas de insensateces y enemigos de las letanías! ¡No me puedo creer que la razón o la templanza puedan volver a estar completas porque comes, comes y sigues comiendo! ¿Por qué no confraternizas con más demonios?».

Vivec apuñaló al mago a través de su alma.

El arnés del bicho gigante cayó sobre las jaulas de esclavos y estos corrieron, libres y temerarios, quizá demasiado temerarios para partir con las palabras embarazadas. Los colores se doblaron en la tierra. Vivec creó un demonio con cabeza de cúpula para contenerlo todo.

«Cábala de Bolsillo queda, pues, enterrada aquí para siempre. Que esto sea una tierra donde la hechicería sea destruida y vilipendiada».

Entonces, agarró a Muatra por la barba y abandonó el hemisferio espectral del demonio con cabeza de cúpula. En sus fronteras, Vivec dejó un aviso y una canción de entrada que contenía errores en su interior. Con los huesos falsos de Muatra medio muerto creó los postes de una fortaleza teoría en la quedaron aprisionadas las lenguas letales para siempre.

Seht apareció y contempló lo que había creado su hermano-hermana. El rey mecánico dijo:

«De los ocho monstruos, este es el más confuso. ¿Puedo quedármelo?».

Vivec se lo permitió, pero le advirtió que nunca podría liberar a Cábala de Bolsillo en el mundo intermedio. Le dijo:

«He escondido secretos en mis viajes aquí y he creado una imagen de Muatra para protegernos de los inocentes. Bajo esta cúpula, el mito temporal ya no es el hombre».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-Seven

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Sermón Veintisiete

La escritura del mundo. Primero:

«Toda lengua se basa en la carne. No permitáis que los sofistas os engañen».

Segundo:

«El tercer camino explora la histeria sin miedo. Los esfuerzos de los locos son una sociedad en sí misma, pero solo si están escritos. El sabio puede sustituir una ley por otra incluso en la incoherencia y aun así decir que está trabajando en un método. Esto es válido para el discurso y se extiende a toda la escritura».

Tercero:

«No vayáis al reino de la disculpa para conseguir la absolución. Más allá de la articulación no hay culpa. El Lugar Adyacente, donde viven los Agarradores, es la ilusión de la vocal o los reinos intermedios del pensamiento, por los que me refiero a lo construido. Así es como robé la certeza del Canciller de la Exactitud, perfecto de contemplar desde todos los ángulos. Cuando se sale de la vocal, nunca se puede estar seguro».

Cuarto:

«El corpus de obras más certero está hecho de silencio. Un silencio que surge de la ausencia de referencias. Con la palabra me refiero a los muertos».

Quinto:

«El primer significado siempre está oculto».

Sexto:

«El reino de las disculpas es la perfección y es imposible de atacar. Por eso el sabio lo evita. La trinidad en la unidad es el mundo y la palabra de acción el tercer camino».

Séptimo:

«Al sabio que suprima su mejor aforismo córtale las manos, pues es un ladrón».

Octavo:

«La ropa del mapa roto solo la visten los estúpidos y los herejes. El mapa es una salida para la pereza. Es la lengua polvorienta, es decir, la carta entregada que la mayoría entiende como una historia que está completa. Ninguna palabra es cierta hasta que se digiere».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-Eight

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Sermón Veintiocho

Entonces Vivec dejó que Seht cuidara del demonio de cabeza de cúpula y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al quinto monstruo, el Hombre Rojizo.

Cuando los dreugh gobernaban el mundo, el príncipe daedroth Molag Bal ya había sido su jefe. Después adoptó una forma diferente, espinosa y blindada, y se dirigió hacia el mar. Vivec, al dar a luz a los numerosos vástagos de su matrimonio, había dejado caer una vieja imagen de Molag Bal en el mundo: un caparazón de memoria muerto. Si un niño velothi no hubiera decidido llevarlo para impresionar a su aldea, nunca habría sido un monstruo.

El Hombre Rojizo era el menos complicado de los ocho monstruos. Hacía que aquellos que lo llevaban se convirtieran en asesinos poderosos, pero nada más. Existía en lo físico. Solo la geografía lo hacía especial.

Cuando Vivec lo encontró cerca de la aldea del muchacho, que más adelante se conocería como Gnisis, hubo un violento enfrentamiento y una agitación en la tierra. Su lucha creó la Hendidura Oeste. Los errabundos que visitan el lugar todavía pueden oír los sonidos: la espada a través de la corteza, el gruñido de Dios, el restallido de las piernas partidas de su hijo monstruo…

Tras la victoria, Vivec llevó el caparazón del Hombre Rojizo a los dreugh que habían modificado a su madre. La reina de los dreugh, cuyo nombre no es fácil de deletrear, se encontraba en un periodo de autoincubación. Sus guardianes agarraron el regalo de Vivec y prometieron protegerlo del mundo de la superficie. Este es el primer hecho registrado de que los dreugh son unos mentirosos.

Diez años después, el Hombre Rojizo volvió a aparecer, esta vez cerca de Lágrima, que estaba consumida por un chamán caprichoso que seguía la Casa de los Problemas. En vez de protegerla, los dreugh habían imbuido la armadura viviente de inflexibilidad mítica. Mudó poco después de envolver al chamán con habilidades y estiró sus huesos hacia las cinco esquinas.

Cuando Vivec volvió a enfrentarse al monstruo en combate, vio los restos de las tres aldeas que goteaban de sus pies. Adoptó su forma de gigante y mató al Hombre Rojizo mediante el Collage simbólico. Como ya no confiaba en los altmer del mar, Vivec entregó el caparazón del monstruo a los míticos devotos y leales de la Sala de los Números, y les dijo:

«Podéis hacer del Hombre Rojizo una armadura de filósofo».

Los místicos envolvieron a todos sus sabios en los caparazones, una serie de florituras por parte de dos supranumerarios, uno hormonalmente alto y otro que le llegaba por debajo de los brazos. Corrieron alrededor del caparazón y a través de sí mismos, aplicando resina sagrada extraída de las carcasas de los números doce y trece, ahora inútiles. Clavaron rápidamente pajitas doradas a través de la epidermis mítica para que el sabio pudiera respirar. Tras dibujar los grabados ceremoniales en la resina endurecida, las largas listas de nombres muertos y las ecuaciones cuyas soluciones se encontraban en la boca de los chimer del interior, llegaron las iluminaciones, inscritas por la brillante y terrible uña de Vivec. De la punta de la uña fluía un líquido abrasador que llenaba los surcos de los grabados ceremoniales. Se desangraron para formar patrones veteados sobre el sabio cascarón que los teólogos descifrarían eternamente.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Twenty-Nine

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Sermón Veintinueve

La escritura de los números:

1. La paradoja dragontina o la Torre. 1.
2. Los enantiómeros. 68.
3. La Puerta Invisible, ALMSIVI. 112.
4. Los rincones de la Casa de los Problemas. 242.
5. Los rincones del mundo. 100.
6. Los caminos que recorrer. 266.
7. La espada del centro. 39.
8. La Rueda o los Ocho dadores. 484.
9. El Ausente. 11.
10. Las tribus de los altmer. 140.
11. El número del maestro. 102.
12. Los cielos. 379.
13. La serpiente. 36.
14. La tos del rey. 32.
15. La fuerza redentora. 110.
16. Las blasfemias aceptables. 12.
17. El Disco lanzador. 283.
18. EL Huevo o Seis veces sabio.
19. La Casa Provisional. 258.
20. El Entramado Lunar. 425.
21. El útero. 13.
22. Desconocido. 453.
23. El profeta hueco. 54.
24. La herida de estrella. 44.
25. El emperador. 239.
26. El plano rebelde. 81.
27. El fuego secreto. 120.
28. La lámpara ahogada. 8.
29. El sabio cautivo. 217.
30. El escarabajo. 10.
31. El marco de escucha. 473.
32. La falsa llamada. 7.
33. Las Anticipaciones. 234.
34. La gramática anárquica. 2.
35. La camisa de prisión. 191.
36. Las horas. 364.

«La presencia del testigo sordo, eso son los números. Se aferran al Aurbis como a la última nostalgia de su divinidad. Las efigies de los números son sus aplicaciones actuales. Esto es una locura, al igual que lo anterior. Y sin duda, estar fijado a un símbolo también lo es».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Thirty

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Sermón Treinta

Entonces, Vivec dejó a los místicos de la Sala de los Números y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al sexto monstruo, llamado Rostro Ciudad. Al no lograr encontrarlo, regresó furioso a la Fortaleza del Pesar y mató a un místico que preguntó sobre el orden superior.

Nerevar, el hortator, fue testigo de lo ocurrido y le preguntó: «¿Por qué has hecho esto, mi señor? Los místicos buscan tu orientación. Con su trabajo asientan las piedras de tu templo».

A lo que Vivec respondió: «Nadie sabe lo que soy».

El hortator asintió y siguió con sus estudios.

He aquí como Rostro Ciudad se escondió de su madre-padre: había nacido con el nombre de Ha-Note, un impulso puro de poder, un nervio de viento esotérico sintonizado en la frecuencia de las masas acurrucadas. Había echado raíces en las aldeas y se había multiplicado, encontrando en las mentes de los asentados una astrología velada y las cartas astrales de la cultura, y esta resonancia había hecho que su cabeza nadara. Ha-Note entró en el Lugar Adyacente caminando de lado, creciendo sin saberlo. Las nuevas emociones inmortales hacían que se estremeciera y absorbió más de las treinta conocidas en el mundo intermedio. Cuando Ha-Note empezó a sentir una gran nostalgia, los Agarradores lo recogieron.

Uno le dijo: «En la soledad, las nuevas emociones solo llegan de la locura. Esta se ha ido. Y ahora es nuestra».

Los Agarradores nunca habían hecho suya una ciudad, pero la visión de la de Vivec, que brillaba con santidad a través de todas las esferas, había llamado su atención.

«Bajo esta razón se deslizó el asunto de Vehk en nuestro reino, atraído por nuestra codicia, escondido en la pérdida. Debemos construir nuestra torre de esperanza sobre su rostro».

Tras muchos años en Resdaynia, los sumos sacerdotes de los dwemer estaban construyendo algo parecido a Vivec y al nuevo Ha-Note de los Agarradores. El hortator se estaba enfrentando a uno de sus ejércitos que se había vuelto demasiado intrépido y pronunciaba palabras absurdas y Nerevar consiguió destruirlos con la ayuda de la legión huérfana de Ayem. Cuando fue a entregarle en trofeo a Vivec, vio que Rostro Ciudad estaba atacando a su señor. El monstruo le estaba diciendo:

«Hemos venido a reemplazar tu ciudad, Vehk y Vehk. Venimos del lugar de las emociones más conocidas y nuestra ciudadanía ha muerto por ello. Hemos venido a por dos cosas, pero solo podemos quedarnos por una. Te pedimos que corrijas nuestro error de cultura o tomaremos la tuya a la fuerza. Creemos que la segunda opción será la más sencilla».

Vivec suspiró.

«Tú me reemplazarás», dijo entonces. «Estoy cansado de esto, aunque quise matarte hace mucho tiempo. Resdaynia está enferma y no tengo tiempo para más analogías imaginarias sobre un incidente desconocido. Ten».

Entonces, tocó la torre de esperanza de Rostro Ciudad y corrigió el error de los Agarradores.

«Y esto también».

Y clavó en el corazón de Rostro Ciudad el cuchillo de Ethos, que significa RKHT AI AE ALTADOON AI, la hoja corta del buen comercio».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Thirty-One

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Sermón Treinta y Uno

Pasaron muchos más años en Resdaynia y los sumos sacerdotes de los dwemer estaban prácticamente listos para declarar la guerra a los gobernantes de Veloth. Durante este tiempo, el hortator se había convertido en el marido de Ayem y en el primer santo del Camino Trino. Vivec, que se había cansado de enfrentarse a sus hijos e hijas, hizo una pausa en su búsqueda.

El hortator le preguntó a su esposa: «¿Dónde está Vivec, mi maestro? Todavía lo quiero, a pesar de que cada vez se está volviendo más frío. Sus lamentaciones, si puedo llamarlo así, han cambiado piel de todo el país. Últimamente apenas se le puede encontrar en ningún lugar de Veloth y por esa razón, el pueblo se está oscureciendo».

Y Ayem se apiadó de su atribulado marido y le dijo que la espada del Trino había estado luchando contra monstruos menores despertados por los dwemer mientras trabajaban en sus máquinas de asedio de bronce. e machines. Llevó al hortator a su interior y le mostró dónde estaba su maestro.

ALMSIVI, o al menos ese aspecto que había elegido Vivec ser, estaba sentado en el Salón de la Letanía del Templo del Falso Pensamiento después de su combate contra los ogros de Flauta y Gaita de la Hendidura Oeste. Empezó a escribir, de nuevo, en su Libro de las Horas. En primer lugar tuvo que ponerse su Rostro de Agua, para poder separar el bronce del viejo templo del azul del nuevo y, así, escribir con alegría. En segundo lugar tuvo que agarrar otra pluma de la Gran Luna y, por lo tanto, convertirla en algo muerto. De este modo podría escribir sobre los mortales con la verdad. En tercer lugar recordó el Banquete de las Granadas, en el que se vio obligado a casarse con Molag Bal con escrituras húmedas para cimentar su imagen como Mephala y escribir con manos negras. Entonces escribió:

La última vez que oí su voz, sin mostrar el menor indicio de impaciencia, aprendí a controlarme y someterme a la voluntad de otros. Después, me atreví a asumir el fuego sagrado y advertí que no había equilibrio con los ET’ADA. Eran mentirosos, raíces perdidas, y lo máximo que puedo hacer es ser un intérprete de lo racional. Incluso eso falla en las necesidades de la gente. Me siento en el asiento de la misericordia y emito juicios, el estado de vigilia y el aspecto de la fase del apremio humano. Solo aquí puedo dudar, en este libro, escrito en agua, ampliado para incluir el mal.

Entonces, Vivec arrojó tinta sobre este pasaje para ocultarlo (al lector lego) y escribió:

Encontradme en este papel ennegrecido, desarmado, en el escenario final. La verdad es como mi esposo: instruido para aplastar, lleno de procedimientos y ruidos, martilleante, pesada, la pesadez hecha diagrama, lecciones aprendidas solo mediante una maza. Dejad que aquellos que me escuchan sean azotados y dejad que algunos mueran en la ceniza del golpe. Dejad que aquellos que lo encuentren, lo encuentren asesinado por la iluminación, aporreado como una casa traidora, porque, si una hora es dorada, entonces inmortal soy un código secreto. Soy el partícipe del timbal de la condenación, elegido por todos aquellos que moran en el mundo intermedio para llevar esta corona, que reverbera con la verdad, y yo soy el mesías aplastante.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Thirty-Two

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Sermón Treinta y Dos

La escritura de la maza. Primero:

«El placer de la aniquilación es el placer de desaparecer en lo irreal. Todos aquellos que desafiarían al mundo onírico querrán formar parte de este movimiento. Denuncio la alienación de la Dualidad dividida con un martillo».

Segundo:

«Considerad mis lecciones como un castigo por ser mortales. Estar hechos de tierra hará que vuestros carceleros os traten como tal. Esta es la llave y la cerradura de los daedra. ¿Por qué creéis que escaparon del compromiso?».

Tercero:

«Velothi, vuestra piel se ha convertido en la oscuridad preñada. Esto lo han provocado mis cavilaciones. Recordad que Boethiah os pidió que os convirtierais en el color de los moratones. ¿Cómo si no ibais a mostraros, pueblo del éxodo, como lo vital que es el dolor?».

Cuarto:

«El sabio que no es un yunque: una frase convencional y nada más. En ella me refiero a la muerte como el cuarto proceder correcto».

Quinto:

«Una comprensión adecuada de las virtudes: escenificada y a la que se debe asesinar».

Sexto:

«Al final, regocijaos como si fuerais un rehén liberado del tormento del tambor pero que saborea su herida. El tambor se rompe y descubrís que es un nido de avispas, o lo que es lo mismo, que se acabó vuestro sueño».

Séptimo:

«Lo sospechoso es un espectáculo y la mentira solo es una inspiración teórica».

Octavo:

«Os estaréis preguntando lo siguiente: «¿por qué los daedra desean mezclarse con el Aurbis?». Pues porque son la crítica radical. Esencial, como con todos los mártires. Que algunos sean más malvados que otros no es una ilusión. O mejor dicho, es una ilusión necesaria».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Thirty-Three

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Sermón Treinta y Tres

Entonces, Vivec abandonó el Salón de la Letanía del Templo del Pensamiento Falso, donde tanto tiempo había cavilado para crear la escritura de la luz palpitante y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al séptimo monstruo, Roca de Mentiras. Roca de Mentiras nació de la segunda apertura de Vivec y fue expulsado del banquete de granadas por un miembro de los Deshollinadores, otro gremio olvidado. El deshollinador, que no lo tomó por el monstruo que era, se sorprendió al ver que escapaba volando de sus manos hacia los cielos.

«Fui engendrado por la sabiduría dorada y los poderes que deberían haber sido siempre desiguales! ¡Esta naturaleza me abre las puertas del Cielo Oculto!».

Con esto se refería a la Manta de Escamas, confeccionada con no estrellas, cuyo número es trece. Roca de Mentiras se llenó de estupidez y regateó con el Fantasma del Vacío que se esconde en las religiones de todos los hombres. El Fantasma del Vacío le dijo:

«Quédate conmigo cien años y te daré un poder que ninguna divinidad se atreverá a desobedecer».

Pero antes de que pasaran esos cien años, Vivec se puso a buscar a Roca de Mentiras y lo encontró.

«Piedra estúpida», le dijo Vivec. «Esconderte en la Manta de Escamas es dejar una marca en la nada. ¡Solo los reyes soberanos pueden hacer tratos con ella!».

Entonces, Vivec envió al hortator a los cielos para que destruyera a Roca de Mentiras con el hacha nombrada. Nerevar hizo las paces con la estrella del polo sur de los ladrones, con la estrella del polo norte de los guerreros y con la estrella del tercer polo, que solo existía en el éter y estaba gobernada por el aprendiz de Magnus, el dios del sol. Le dieron permiso para moverse entre sus cargas y le proporcionaron una mira roja que le permitiría encontrar a Roca de Mentiras en el Cielo Oculto.

Por pura casualidad, Nerevar encontró primero al Fantasma del Vacío, quien le dijo que estaba en el lugar equivocado, a lo que el hortator respondió: «¿Tú o yo?». El Fantasma del Vacío respondió que ambos. Este sermón no revela qué otras palabras intercambiaron estos maestros.

Sin embargo, Roca de Mentiras aprovechó la confusión para lanzar su propio ataque contra el dios-ciudad, Vivec. Los tres guardianes negros lo apremiaron, pues deseaban que se fuera cuanto antes, aunque no pretendían ser hostiles con el señor del aire intermedio.

La ciudadanía de Vivec gritó al ver que una estrella fugaz caía del agujero del cielo con un peaje del infierno. Vivec levantó la mano, congeló a Roca de Mentiras y lo atravesó con Muatra.

(La práctica de perforar la segunda apertura está ahora prohibida).

Cuando Nerevar regresó, vio el cometa congelado sobre la ciudad de su señor y le preguntó si quería que lo retirara.

«Lo habría hecho yo mismo si hubiera querido, hortator, bobo. Quiero dejarlo ahí, con su última intención intacta. De este modo, si el amor que me tienen los habitantes de esta ciudad desaparece algún día, también desaparecerá el poder que frena su destrucción».

«El amor está solo bajo tu voluntad», dijo Nerevar.

Entonces, Vivec sonrió y le dijo al hortator que se había convertido en un ministro de la verdad.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Thirty-Four

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Sermón Treinta y Cuatro

Entonces, Vivec abandonó el Ministerio de la Verdad y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al octavo y último monstruo, el más poderoso de todos, GULGA MOR JIL y más. Los sabios deberán buscar en otra parte esta cadena de poder.

Vivec llamó al hortator y esta fue la primera vez que Nerevar visitó la Casa Provisional. Tuvo la misma visión que había tenido Vivec hacía tantos años: la del rey soberano con dos cabezas.

«¿Quién es?», le preguntó.

«La joya roja de la conquista», respondió Vivec.

Nerevar estaba asustado y, tal vez por eso, se molestó al escuchar la respuesta de su señor. «¿Por qué siempre hablas con evasivas?».

Vivec le dijo al hortator que lo contrario sería traicionar a su naturaleza.

Juntos se dirigieron al mundo intermedio, a una aldea próxima al lugar donde Ayem y Seht encontraron a Vivec. El octavo monstruo estaba allí, pero no se comportaba como tal. Estaba sentado con las piernas en el océano y una expresión de preocupación en el rostro. Cuando vio a su madre-padre, le preguntó por qué tenía que morir y regresar al olvido.

Vivec le dijo al octavo monstruo que lo contrario sería traicionar a su naturaleza. Como esto no pareció satisfacer al monstruo y a Vivec todavía le quedaba una pizca de la compasión de Ayem, añadió:

«El fuego es mío: deja que te consuma
y crea una puerta secreta
en el altar de Padhome,
en la casa de Boet-hi-Ah,
allí donde nos ponemos a salvo
y nos cuidan».

El monstruo aceptó a Muatra con una mirada apacible y sus huesos se convirtieron en los cimientos de la Ciudad de los Muertos, más adelante conocida como Narsis.

Nerevar dejó a un lado el hacha que había preparado para atacar y frunció el ceño.

«¿Por qué me pediste que viniera si sabías que el octavo monstruo se rendiría tan fácilmente?».

Vivec dedicó una larga mirada al hortator. Entonces, Nerevar lo comprendió: «No traiciones tu naturaleza. Responde como quieras».

Vivec le dijo: «Te he traído aquí porque sabía que el más poderoso de mis asuntos sucumbiría a Muatra sin discusión si le proporcionaba consuelo antes».

Nerevar observó a Vivec largo y tendido.

Entonces, Vivec lo comprendió. «Pronuncia las palabras, hortator».

Nerevar dijo: «Ahora soy el más poderoso de tus hijos».

Que este sermón sea un consuelo para aquellos que lo lean y estén destinados a morir.

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Thirty-Five

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Sermón Treinta y Cinco

La escritura del amor:

«Las fórmulas de la magia propiamente velothi continúan en la tradición antigua, pero esa virilidad está muerta, y con muerta me refiero a que ha sido reemplazada. El amor debe su naturaleza medicinal al establecimiento del mito de la justicia y debe sus propiedades curativas al concepto del sacrificio. Los príncipes, los jefes y los ángeles se adhieren a la misma noción. Se trata de una visión que se basa, principalmente, en una abolición prolífica de una profanación implícita, que se observa en las ceremonias, las peleas con cuchillos, la caza y la exploración de lo poético. Del ritual de las ocasiones, que nos llega de los días del resplandor de las cavernas, no puedo decir nada más que aflojéis la ecuación de los estados de ánimo a la moneda lunar. Más adelante, y con esto quiero decir mucho más adelante, mi reinado será visto como un acto de amor supremo, que es un retorno del destino astral y los matrimonios entre sí. Con esto me refiero a las catástrofes, que llegarán desde las cinco esquinas. Después están las revisiones, diferenciadas entre la esperanza y la angustia, situaciones que solo requiere la muerte periódica de lo inmutable. El tiempo cósmico se repite: escribí sobre ello en una vida anterior. Una copia de la inmersión es la premonición del amor, su locura hacia el inframundo, con la que me refiero al día que leerás fuera de ti en una edad de oro. Pues ese día, que es una sombra del concepto de sacrificio, toda la historia se verá obligada a verme por lo que eres: un enamorado del mal. Mantener los poderes intactos en una fase como esa es permitir la existencia de lo que solo podría denominarse un espíritu continuo. Haz de tu amor una defensa contra el horizonte. La existencia pura solo se le concede a lo sagrado, que presenta infinidad de formas, la mitad de ellas aterradoras y la otra mitad dividida en partes iguales carentes de propósito y aseguradas. Tardío es el amante que llega hasta aquí por otro proceder correcto que no sea el quinto, el número del límite de este mundo. El amante es el país más alto y una serie de creencias. Él es la ciudad sagrada desprovista de un doble. La tierra no cultivada de los monstruos es la norma. Esto lo demuestran claramente ANU y su doble, que sabe que el amor en realidad nunca existió. De forma similar, el resto de símbolos de realidad absoluta son ideas antiguas listas para la tumba o, al menos, la esencia de estas. Esta escritura está ordenada directamente por los códigos de Mephala, el origen del sexo y el asesinato, derrotado solo por aquellos que adoptan esas ideas sin mi intervención. La élite religiosa no es una tendencia ni una correlación. Son un dogma complementado por la influencia del mar desconfiado y el gobierno de las estrellas, dominado en el centro por la espada, que no es nada sin una víctima en la que clavarse. Este es el amor de Dios, el cual te mostraría más, pues es depredador, pero al mismo tiempo es fundamental para la voluntad de la cosecha crítica. Un escenario por el cual uno se convierte en lo que es, de macho y hembra, el hermafrodita mágico. Marca las normas de la violencia y apenas se registra suspendido como está por tratados escritos entre los espíritus originales. Esto debería considerarse una oportunidad, en absoluto tediosa, aunque algunos renunciarán porque es más fácil besar a un amante que convertirse en uno. Las regiones inferiores se arrastran con esta almas, cuevas de tesoros poco profundos, y se reúnen para dar testimonio mediante la extensión cuando el amor solo se satisface mediante un esfuerzo considerable (e incalculable)».

El fin de las palabras es ALMSIVI.


Chapter Thirty-Six

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Sermón Treinta y Seis

Eran días de Resdaynia, cuando los chimer y los dwemer vivían bajo el sabio y benevolente mandato del ALMSIVI y su campeón, el hortator, aunque los dwemer se habían vuelto necios y habían desafiado a sus maestros.

Salieron de sus fortalezas con balistas doradas que caminaban, los poderosos atronach, cosas que escupían fuego y cosas que entonaban mortíferas canciones. Su rey era Dumac en orco enano y su sumo sacerdote era Kagrenac el Canalla.

La guerra contra los dwemeri estalló bajo las montañas y sobre ellas, y entonces llegaron los norteños para ayudar a Kagrenac y trajeron de nuevo a Ysmir.

Al frente del ejército de los chimer se alzaba el esclavo que no moriría, el hortator Nerevar, quien había cambiado su hacha por el cuchillo de Ethos. Mató a Dumac en la Montaña Roja y vio el hueso del corazón por primera vez.

Unos hombres de bronce destruyeron las once puertas de la Fortaleza del Pesar y tras ellos aparecieron los arquitectos tonales dwemeri. Ayem arrojó su capa al suelo y se convirtió en la reina Cara de Serpiente de los Tres que son Uno. Aquellos que la contemplaron quedaron sobrecogidos por los significados de las estrellas.

Seht se agitó bajo el mar y trajo consigo el ejército con el que había estado trabajando en los castillos de cristal y coral. Los dreugh mecánicos, unas burlas de las máquinas de guerra dwemeri, se alzaron desde los mares y se llevaron a sus homólogas de vuelta al fondo, donde el mar las engulló para siempre.

La Montaña Roja explotó cuando el hortator se adentró demasiado en ella buscando al sharmat.

Entonces, Kagrenac, el sumo sacerdote dwemeri, reveló aquello que había construido a imagen de Vivec. Era una estrella andante que ardió con los ejércitos del Trino y destruyó las tierras centrales de Veloth, creando así el mar interior.

Entonces, todos los aspectos del ALMSIVI se alzaron como uno solo y le mostraron al mundo el sexto camino. Ayem tomó de la estrella su fuego, Seht su misterio y Vehk sus pies, quienes se habían construido antes del don de Molag Bal y destruido según dicta la verdad, con un gran martillazo. Cuando el alma de los dwemer ya no pudo caminar más, estos quedaron eliminados de este mundo.

Resdaynia dejó de existir. Había sido redimida de todos los pecados de los necios. El ALMSIVI retiró las redes del Lugar del Principio y capturó la ceniza de la Montaña Roja, que sabían que era la plaga de los dwemer y que solo serviría para infectar al conjunto del mundo intermedio y devorarlo. ¡ALTADOON DUNMERI!

El inicio de las palabras es ALMSIVI. Os doy esto como Vivec.