The 36 Lessons of Vivec

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Las Treinta y Seis Lecciones de Vivec

TES: Online Edition

Game Version: 9.2.7
Note: An archive of the original contents of the current versions of the complete text.


Sermón Veintiséis

Entonces, Vivec abandonó su éxtasis arquitectónico y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al cuarto monstruo, llamado la Cábala de Bolsillo.

El monstruo se escondió en las listas de hechizos de los grandes magos chimer del extremo oriente, donde las sombrillas de emperador crecían por doquier. Aunque Vivec se disfrazó de viajero, irradiaba un tenue tejido sensorial para que los magos lo buscaran. A Muatra lo hizo un simple enano andante.

El invisible no tardó en estar entre las bibliotecas del este, alimentando con las palabras esenciales de Cábala de Bolsillo a su enano andante y corriendo cuando la magia fallaba. Después de uno o dos años de hurtos, Muatra enfermó del estómago y el enano andante explotó cerca de los corrales de esclavos de la torre de un mago. Cábala de Bolsillo se deslizó entonces en las bocas de los esclavos y se escondió de nuevo.

Vivec observó entonces a los esclavos, que estallaron en balbuceos y magia de ruptura. Golpeaban sus jaulas y cantaban pseudohimnos que se convirtieron en conocimientos prohibidos y arcanos. Llegaron los enemigos de las letanías y bebieron del exceso. Los Agarradores del reino intermedio entraron en el mundo caminando de lado, pues la charla de los esclavos había interrumpido los puntos no cardinales normales.

Entonces apareció un bicho gigante, con el mayor hechicero de oriente en su interior. Podía ver más allá del disfraz de Vivec y conocía la divinidad del poeta guerrero, pero se creía tan poderoso que habló con dureza:

«¡Mira lo que has provocado, trino estúpido! ¡Columnas de insensateces y enemigos de las letanías! ¡No me puedo creer que la razón o la templanza puedan volver a estar completas porque comes, comes y sigues comiendo! ¿Por qué no confraternizas con más demonios?».

Vivec apuñaló al mago a través de su alma.

El arnés del bicho gigante cayó sobre las jaulas de esclavos y estos corrieron, libres y temerarios, quizá demasiado temerarios para partir con las palabras embarazadas. Los colores se doblaron en la tierra. Vivec creó un demonio con cabeza de cúpula para contenerlo todo.

«Cábala de Bolsillo queda, pues, enterrada aquí para siempre. Que esto sea una tierra donde la hechicería sea destruida y vilipendiada».

Entonces, agarró a Muatra por la barba y abandonó el hemisferio espectral del demonio con cabeza de cúpula. En sus fronteras, Vivec dejó un aviso y una canción de entrada que contenía errores en su interior. Con los huesos falsos de Muatra medio muerto creó los postes de una fortaleza teoría en la quedaron aprisionadas las lenguas letales para siempre.

Seht apareció y contempló lo que había creado su hermano-hermana. El rey mecánico dijo:

«De los ocho monstruos, este es el más confuso. ¿Puedo quedármelo?».

Vivec se lo permitió, pero le advirtió que nunca podría liberar a Cábala de Bolsillo en el mundo intermedio. Le dijo:

«He escondido secretos en mis viajes aquí y he creado una imagen de Muatra para protegernos de los inocentes. Bajo esta cúpula, el mito temporal ya no es el hombre».

El fin de las palabras es ALMSIVI.