Las Treinta y Seis Lecciones de Vivec
TES: Online Edition
Game Version: 9.2.7
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Sermón Treinta y Cuatro
Entonces, Vivec abandonó el Ministerio de la Verdad y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al octavo y último monstruo, el más poderoso de todos, GULGA MOR JIL y más. Los sabios deberán buscar en otra parte esta cadena de poder.
Vivec llamó al hortator y esta fue la primera vez que Nerevar visitó la Casa Provisional. Tuvo la misma visión que había tenido Vivec hacía tantos años: la del rey soberano con dos cabezas.
«¿Quién es?», le preguntó.
«La joya roja de la conquista», respondió Vivec.
Nerevar estaba asustado y, tal vez por eso, se molestó al escuchar la respuesta de su señor. «¿Por qué siempre hablas con evasivas?».
Vivec le dijo al hortator que lo contrario sería traicionar a su naturaleza.
Juntos se dirigieron al mundo intermedio, a una aldea próxima al lugar donde Ayem y Seht encontraron a Vivec. El octavo monstruo estaba allí, pero no se comportaba como tal. Estaba sentado con las piernas en el océano y una expresión de preocupación en el rostro. Cuando vio a su madre-padre, le preguntó por qué tenía que morir y regresar al olvido.
Vivec le dijo al octavo monstruo que lo contrario sería traicionar a su naturaleza. Como esto no pareció satisfacer al monstruo y a Vivec todavía le quedaba una pizca de la compasión de Ayem, añadió:
«El fuego es mío: deja que te consuma
y crea una puerta secreta
en el altar de Padhome,
en la casa de Boet-hi-Ah,
allí donde nos ponemos a salvo
y nos cuidan».
El monstruo aceptó a Muatra con una mirada apacible y sus huesos se convirtieron en los cimientos de la Ciudad de los Muertos, más adelante conocida como Narsis.
Nerevar dejó a un lado el hacha que había preparado para atacar y frunció el ceño.
«¿Por qué me pediste que viniera si sabías que el octavo monstruo se rendiría tan fácilmente?».
Vivec dedicó una larga mirada al hortator. Entonces, Nerevar lo comprendió: «No traiciones tu naturaleza. Responde como quieras».
Vivec le dijo: «Te he traído aquí porque sabía que el más poderoso de mis asuntos sucumbiría a Muatra sin discusión si le proporcionaba consuelo antes».
Nerevar observó a Vivec largo y tendido.
Entonces, Vivec lo comprendió. «Pronuncia las palabras, hortator».
Nerevar dijo: «Ahora soy el más poderoso de tus hijos».
Que este sermón sea un consuelo para aquellos que lo lean y estén destinados a morir.
El fin de las palabras es ALMSIVI.