Las Treinta y Seis Lecciones de Vivec
TES: Online Edition
Game Version: 9.2.7
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Sermón Treinta y Uno
Pasaron muchos más años en Resdaynia y los sumos sacerdotes de los dwemer estaban prácticamente listos para declarar la guerra a los gobernantes de Veloth. Durante este tiempo, el hortator se había convertido en el marido de Ayem y en el primer santo del Camino Trino. Vivec, que se había cansado de enfrentarse a sus hijos e hijas, hizo una pausa en su búsqueda.
El hortator le preguntó a su esposa: «¿Dónde está Vivec, mi maestro? Todavía lo quiero, a pesar de que cada vez se está volviendo más frío. Sus lamentaciones, si puedo llamarlo así, han cambiado piel de todo el país. Últimamente apenas se le puede encontrar en ningún lugar de Veloth y por esa razón, el pueblo se está oscureciendo».
Y Ayem se apiadó de su atribulado marido y le dijo que la espada del Trino había estado luchando contra monstruos menores despertados por los dwemer mientras trabajaban en sus máquinas de asedio de bronce. e machines. Llevó al hortator a su interior y le mostró dónde estaba su maestro.
ALMSIVI, o al menos ese aspecto que había elegido Vivec ser, estaba sentado en el Salón de la Letanía del Templo del Falso Pensamiento después de su combate contra los ogros de Flauta y Gaita de la Hendidura Oeste. Empezó a escribir, de nuevo, en su Libro de las Horas. En primer lugar tuvo que ponerse su Rostro de Agua, para poder separar el bronce del viejo templo del azul del nuevo y, así, escribir con alegría. En segundo lugar tuvo que agarrar otra pluma de la Gran Luna y, por lo tanto, convertirla en algo muerto. De este modo podría escribir sobre los mortales con la verdad. En tercer lugar recordó el Banquete de las Granadas, en el que se vio obligado a casarse con Molag Bal con escrituras húmedas para cimentar su imagen como Mephala y escribir con manos negras. Entonces escribió:
La última vez que oí su voz, sin mostrar el menor indicio de impaciencia, aprendí a controlarme y someterme a la voluntad de otros. Después, me atreví a asumir el fuego sagrado y advertí que no había equilibrio con los ET’ADA. Eran mentirosos, raíces perdidas, y lo máximo que puedo hacer es ser un intérprete de lo racional. Incluso eso falla en las necesidades de la gente. Me siento en el asiento de la misericordia y emito juicios, el estado de vigilia y el aspecto de la fase del apremio humano. Solo aquí puedo dudar, en este libro, escrito en agua, ampliado para incluir el mal.
Entonces, Vivec arrojó tinta sobre este pasaje para ocultarlo (al lector lego) y escribió:
Encontradme en este papel ennegrecido, desarmado, en el escenario final. La verdad es como mi esposo: instruido para aplastar, lleno de procedimientos y ruidos, martilleante, pesada, la pesadez hecha diagrama, lecciones aprendidas solo mediante una maza. Dejad que aquellos que me escuchan sean azotados y dejad que algunos mueran en la ceniza del golpe. Dejad que aquellos que lo encuentren, lo encuentren asesinado por la iluminación, aporreado como una casa traidora, porque, si una hora es dorada, entonces inmortal soy un código secreto. Soy el partícipe del timbal de la condenación, elegido por todos aquellos que moran en el mundo intermedio para llevar esta corona, que reverbera con la verdad, y yo soy el mesías aplastante.
El fin de las palabras es ALMSIVI.