Las Treinta y Seis Lecciones de Vivec
TES: Online Edition
Game Version: 9.2.7
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Sermón Veinticuatro
Entonces, Vivec abandonó la casa de los asesinos y regresó al espacio que no era un espacio. Desde la Casa Provisional observó el mundo intermedio para encontrar al tercer monstruo, llamado Montaña de la Horda. Estaba formado por guerreros modulares que corrían libremente, pero a su vez mantenían un patrón de separación y desde el guerrero más alto, que podía cortar las nubes, se extendía como un árbol una falda cuyo círculo inferior era un ejército que corría entre la ceniza.
Vivec admiró la forma cónica de su hijo y recordó con alegría el remolino de estilos de combate que le había enseñado durante los días previos a la vida.
Vivec se dirigió a Veloth y dijo: «Onus».
Pero antes incluso de que pudiera tener al monstruo al alcance de su espada, un trío de casas inferiores atraparon a Montaña de la Horda en una red de doctrina dudosa. Al ver a su señor, los velothi gritaron de júbilo.
«¡Estamos contentos por servirte y ganar!».
Vivec sonrió a aquellas almas valerosas que lo rodeaban e invocó a los demonios de la celebración para que se unieran a los vencedores. Alrededor del monstruo capturado en la red hubo un gran despliegue de amor y deber, y Vivec estaba en el centro con un tocado hecho de huesos de apareamiento. Se rio, hizo bromas místicas y ordenó que los jefes de las tres casas se casaran y se convirtieran en el nuevo orden.
«Ahora seréis para siempre mis Armígeros Joviales», dijo.
Entonces, Vivec atravesó a Montaña de la Horda con Muatra y la convirtió en un saco de huesos. Tocó la red con su mano derecha para convertirla en la escritura correcta y la lanzó hacia el nordeste. El contenido se esparció, brillando como el azúcar, y Vivec y los Armígeros Joviales corrieron por debajo, sin dejar de reír.
Finalmente, los huesos de la Montaña de la Horda aterrizaron y se convirtieron en las piedras sobre las que se fundaría la Ciudad de las Espadas, nombre que Vivec le concedió por su sello. Así, la red cayó sobre toda ella y entre ella y se convirtió en puentes entre los huesos, y como sus segmentos habían sido tocados por su sabiduría sagrada, se convirtieron en la calles de ciudad más perfectas de todos los mundos conocidos.
Multitudes de velothi acudieron a la nueva ciudad, y Ayem y Seht le dieron su bendición. Las calles se llenaron de risas, amor y fuerza de los niños enemigos con forma de árbol.
Ayem dijo:
«Concedo a la ciudad de mi hermana-hermano la protección sagrada de la Casa Indoril, cuyos poderes y tronos no tienen equivalente bajo el cielo, del que procede el hortator».
Seht dijo:
«Concedo a la ciudad de mi hermana-hermano el salvoconducto a través de los rincones oscuros que aún quedan de Molag Bal además del siguiente hechizo: SO-T-HA SIL, que es mi nombre para los poderosos. Protegerá a los perdidos a menos que hayan huido a propósito, llenará las carreteras y callejones con los senderos misteriosos de la civilización y concederá a la ciudad una mente y hará de ella un conducto hacia la concentración total del ALMSIVI».
Y así se fundó la ciudad de Vivec en los días de Resdaynia.
El fin de las palabras es ALMSIVI.